¿Qué significa “vino de terraza”? Para algunos debe ser sinónimo de frescura. Para otros, un vino versátil para diferentes tipos de comida. Para mí, simplemente, es el vino que tenemos ganas de beber. Ahora les explico mi teoría.
Prácticamente todos los estilos pueden cumplir el rol de vino de terraza. Todo depende de nuestras preferencias y, por supuesto, de las condiciones térmicas: vinos más complejos para días más frescos o una romántica puesta de sol, o bien, vinos más ligeros y vibrantes para días calurosos. Hoy les quiero presentar los estilos de vino adecuados para cada ocasión, acompañados por unos simples y ricos picoteos, tablas y platillos.
1. Vino espumante
Un clásico de las terrazas y fiestas de piscina. Es ligero y fresco, con esas refrescantes burbujas que hacen cosquillas en nuestro paladar. Imagínense Casillero del Diablo Devil’s Collection Brut para un día caluroso o una cita al atardecer. Perfecto con ostras frescas o, si andan en onda veggie, tempura de diferentes verduras.

2. Blanco ligero
Lo más habitual es optar por un clásico como Casillero del Diablo Sauvignon Blanc: un vino de cuerpo ligero, bien cítrico y fresco. En Chile nunca puede faltar Sauvignon Blanc con un rico ceviche. Una fiesta de verano.
3. Blanco complejo
En esta categoría encuentran Chardonnay, Viognier y algunas mezclas blancas. Incluso ciertos Sauvignon Blanc fermentados en barrica, que tienen igual o más peso que algunos Chardonnay. Piensen de terrinas, jamones, salmón ahumado, pero sobre todo en tablas de quesos.

4. Rosé
Sí, ya saben que soy fanática de esta categoría, pero mucho ojo. Hay de todo en la Viña del Señor. Desde muy ligeros hasta bien estructurados. Casillero del Diablo Rosé tiene un perfecto equilibrio entre poder y frescor. Pruébenlo con snacks ligeros y elegantes, como brochetas de bolitas de mozzarela, tomates cherry y albahaca, o bien, tablas de charcutería con sabrosas mini prietas. Mi favorito para la piscina es un rosado con unos crujientes nachos y guacamole.
5. Tinto ligero
Un gran ejemplo es Casillero del Diablo Pinot Noir, pero en esta categoría entran otros tintos, especialmente de clima frío o costero. También de cepas mediterráneas como Cinsault. Estos tintos son muy versátiles y frescos, ideales para tártaros de atún y salmón, rolls clásicos o californianos, roast beef y otras carnes frías como láminas de pavo horneado. Pero les invito a innovar. En mi terraza siempre habrá hummus (en base de tahini y garbanzos molidos), hummus tradicional, hummus de betarraga, hummus de pimentón y zanahoria asados, hummus con tomate deshidratado y ramilletes de diferentes hierbas frescas. Sí, se dieron cuenta. El hummus me vuelve loca.

6. Tinto de cuerpo medio
En este estilo encontramos cepas como Carmenere, Merlot o Malbec. Si se quieren sentarse en la terraza a conversar, sin pararse a cada rato a la cocina, preparen una pizza con pepperoni o mini hamburguesas. El otro “must” de la terraza es el asado, ya sea en un quincho o en una parrilla improvisada. Me fascina la entraña asada con su exterior crujiente y ese interior jugoso que nos hace salivar. Córtenla en bocados sobre una tabla para que sus invitados puedan picar. Con chimichurri. Para qué pedir más.
7. Tinto con cuerpo
Un Cabernet Sauvignon no es quizás un vino que uno conecta con la terraza, salvo que estemos en Escandinavia, Canadá o Rusia. Sin embargo, hay días frescos donde un tinto complejo no puede faltar. Si no tienen tiempo para parrillar, pueden preparar unas simples y sabrosas recetas como tapenade (pasta de aceitunas negras), quesos maduros, o bien, queso con ciruelas secas y panceta, horneado por un par de minutos.
8. Vino dulce
No, no les invito a un five o’clock tea con galletas. Hablamos de terraza, sabores salados y muy definidos. No sé si me van a creer, pero este año le di la bienvenida al año 2019 con una tabla diseñada especialmente para un vino dulce: variedad de quesos azules, diferentes tipos de patés y foie gras, confitura de higos y baguette. ¿Qué mejor?
