Concha y Toro

Concha y Toro 21/11/2019

Todo sobre el vino

A 25 años del redescubrimiento del Carmenere

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El 24 de noviembre se celebra el Día Internacional de esta cepa que representa a Chile en todo el mundo y que es motivo de orgullo nacional

La variedad de uva Carmenere es originaria de Burdeos, Francia y durante siglos fue solamente cultivada en esa región del país galo. Pero en el año 1860 el mundo del vino se vio sacudido por una brutal y mortífera plaga: la filoxera. Este pequeñísimo insecto, que afecta las raíces y hojas y absorbe la savia de las vides, llevó a la extinción de esta cepa en Francia. 

A mediados del siglo XIX, tuvo lugar en Chile un intenso proceso de transformación vitícola: se reemplazaron las tradicionales parras españolas por las nobles vides francesas. Dentro de los ejemplares introducidos había algunos oriundos de Burdeos. Y así fue como, sin siquiera ser percibido, el Carmenere fue adoptado en Chile bajo la falsa apariencia de un Merlot “chileno o tardío” –dado que los racimos recién podían ser cosechados en otoño. 

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Ya en el año 1994 algo llamó la atención del ampelógrafo francés Jean-Michel Boursiquot mientras recorría un viñedo chileno durante el período de floración: la pigmentación rojo-naranja de los brotes de las hojas. ¡Sin lugar a dudas esas vides eran de Carmenere!  

Tras exhaustivos estudios de las plantas – hasta se realizó una prueba de ADN- se pudo demostrar que la aseveración de Boursiquot era correcta. En Chile lo que se conocía como Merlot tardío era nada más y nada menos que Carmenere. Esta noticia causó un gran impacto en la comunidad vitivinícola mundial y fue el puntapié para posicionar esta cepa como emblema de Chile. 

Las bondades del terroir de Peumo – suelos profundos con una primera capa de arcilla que retiene la humedad y que le permite a la parra estar activa hasta finales de mayo, que es cuando se cosecha el Carmenere, además de controlar su vigor y crecimiento; días cálidos y noches frescas; la influencia del río Cachapoal que permite una maduración más lenta de la uva – han dado como resultado grandes Carmeneres. Debajo les nombraremos algunos de ellos: 

  • Carmín de Peumo, el primer Carmenere ícono de Chile: Este vino, elaborado con parras de estacas pre-filoxera, es profundo, concentrado, de largo final en boca y destacan en él ciertos matices típicos de Peumo: notas a grafito, limo y minerales. Es ideal para acompañar comida italiana sofisticada y quesos secos.

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  • Gran Reserva Serie Riberas Carmenere: Este ejemplar también es producido con uvas que provienen de un viñedo que se extiende a lo largo del río Cachapoal. Lo que se traduce en una vivaz acidez gracias a las brisas que soplan en las riberas de este río. Dado que Gran Serie Riberas Carmenere es sedoso y se caracteriza por la presencia de notas a frutos negros es una excelente opción a la hora de maridar carnes acompañadas de salsas agridulces.
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  • Marques de Casa Concha Carmenere: Se caracteriza por ser un vino equilibrados, de taninos firmes y de marcada acidez.  Por eso, este Marques de Casa Concha es un vino perfecto para disfrutar junto a carnes como el cordero, venado o jabalí o woks de carne y verduras. 
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