Concha y Toro

Ania Smolec 29/05/2018

Botellas de vidrio: la historia de un compañero casi inseparable del vino

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Hoy podemos comprar vino en latas de aluminio, tetra pack e incluso en botellas de plástico. Pero las características neutras del vidrio son difíciles de reemplazar. Conozcamos la historia de este clásico envase de vino, desde la Antigüedad hasta las modernas botellas ecológicas.

Existen varios tamaños de botellas de vidrio, desde unas muy pequeñas (¼ de botella de la tradicional) hasta un monstruo llamado Nabuchadnezzar (equivalente a 20 botellas). También existen botellas del vidrio transparente, azul, verde, teja, etc. Sí, pero siempre hablamos de vidrio. Aunque es pesado, frágil y caro en comparación a otros materiales, se ha mantenido por siglos como el recipiente favorito para el envejecimiento del vino por su insuperable neutralidad aromática.

botellas 3La humanidad conoce el vidrio desde hace muchísimo tiempo. El cristal de obsidiana se utilizaba en herramientas desde la Edad de Piedra. El primer vidrio fue producido alrededor del año 3.000 AC en el norte de Siria. En el sur de Asia, la cristalería se propagó alrededor del 1.730 AC. Los antiguos romanos eran particularmente conocidos por su trabajo en vidrio. Ellos desarrollaron la técnica de soplado de vidrio, que se usó para hacer botellas de vino. No nos extrañemos que el término “vidrio” fuera utilizado por primera vez por los romanos.

¿Por qué, entonces, la literatura o películas sobre la Antigüedad nos muestran que el vino griego o romano se guardaba en ánforas?  La explicación es sencilla. El vidrio era demasiado frágil para moverlo entre las distintas provincias. Sin embargo, el vidrio sí se utilizaba. La gente vertía su vino en botellas de vidrio sopladas a mano para celebrar grandes eventos. Al menos, los más acaudalados podían hacerlo. Cuando se trasladaban las botellas de vidrio, eran envueltas en paja para protegerlas y luego almacenadas en posición vertical.

Botellas 2El momento crucial se produjo en el siglo XVII con la invención del horno a carbón. Esto cambió las cosas radicalmente. Las temperaturas más altas permitieron obtener un vidrio más grueso y oscuro. Más tarde, con la invención del tapón de corcho, la humanidad tuvo un envase no solo decente para poner sobre la mesa, sino además para transportar el vino y guardarlo para su envejecimiento.

Sin embargo, en las primeras décadas del siglo XVII, las botellas aún no estaban estandarizadas. Tenían diferentes formas, tamaños y colores. En lugar de las modernas etiquetas de vino, las botellas generalmente solo estaban marcadas con un sello del fabricante de botellas.

En el siglo XVIII, la humanidad comenzó a marcar la diferencia. Sí, irrumpió el marketing. Aparecieron los nombres de los productores, las variedades de uva y los viñedos en la botella. Pero, como las botellas eran tan disímiles (dependía de la “bocanada” de aire del soplador de vidrio, generalmente entre 700 y 800 ml) el negocio no prosperó. En Inglaterra, incluso, era ilegal vender vino en botella. Era comercializado en barril y luego vertido en botellas no estándar. ¡Esto siguió siendo ley hasta 1860!

botellas 1En 1979, EEUU estableció el tamaño estándar para una botella de vidrio: 750 ml. Con el fin de permitir relaciones comerciales más sencillas y fluidas, la incipiente Unión Europea rápidamente adoptó el mismo estándar. Ahora, por supuesto, las botellas de vidrio de 750 ml son una parte familiar e indisoluble del mundo del vino.

El aumento de la producción de vino hace que cada año se muevan billones de botellas por el mundo. Muchos están preocupados por la huella de carbono. Por eso la tendencia de algunas compañías, como Concha y Toro, es implementar prácticas de innovación sustentable. Nuestra viña comenzó a calcular su huella de carbono en 2007, identificando que el 56% de sus emisiones provenían de la utilización de botellas. Con el objetivo de reducir el impacto ambiental, tomó la decisión de disminuir el peso de estos recipientes.

botellas 4Las “botellas livianas” son producidas con un 25% de material reciclado y pesan en promedio 14% menos que las botellas del vidrio tradicionales. Todo esto resulta en una notoria disminución en el consumo de energía en su proceso de producción y de combustible en su distribución. Desde el inicio de su implementación en 2010, esta iniciativa ha permitido reducir en más de 48 mil toneladas el vidrio utilizado y una consecuente disminución en la huella de carbono de 55 mil toneladas de CO2.

Hoy las voces que abogan por los procesos sustentables son cada vez más fuertes, pero, al menos yo, no puedo imaginarme un vino en una botella de plástico. El vidrio es parte del ritual y disfrute del vino, desde la técnica del soplado hasta la degustación de nuestras cepas favoritas.