Concha y Toro

Paola Peñafiel 26/10/2017

Brindando y Celebrando el Día de Muertos

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Es considerada una de las expresiones culturales más representativas de México, donde se honra a los difuntos con rituales y alimentos. Queremos que conozcas un poco más sobre esta importante tradición y los vinos que mejor acompañan sus platos típicos.

El Día de Muertos en México no es una fecha para estar triste por los que ya no están, al contrario, es una fiesta de mucha alegría. Es el momento del año en que las almas de los difuntos regresan al mundo terrenal para compartir con los vivos y estar juntos nuevamente.

El culto a la muerte en México no es algo nuevo, pues ya se practicaba desde la época prehispánica. Al llegar los conquistadores, estas celebraciones se fusionaron con la religión católica, dando origen a la tradición del Día de Muertos durante el 1 de noviembre, dedicado a las almas de los niños, y 2 de noviembre, de los adultos.

© Paola Peñafiel
© Paola Peñafiel

En estas fechas, los mexicanos acuden a los cementerios y adornan sus tumbas con flores y ofrendas. Algunas familias incluso duermen allí para compartir y festejar toda la noche. Además, en los hogares se emplazan “altares” para rendir homenaje y darles la bienvenida a sus almas queridas.

En el “Altar de Muertos” se colocan fotos y objetos del difunto, velas, flores de cempasúchil (típicas de esta celebración), sus platos preferidos, licores, frutas, el infaltable “pan de muerto” y “calaveritas dulces”. Uno de los grandes misterios que rodea a este ritual, y según la creencia popular, toda la comida que se ofrece a los difuntos pierde su sabor y luego de los días de festejo se desecha a la basura. Por lo mismo, los vivos no pueden tocar esos alimentos y menos pensar en comerlos, ya que aseguran que esos platos fueron aprovechados por los muertos.

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La tradición gastronómica en el Día de Muertos

Si bien los vivos no comen de la ofrenda, ellos también tienen su banquete para celebrar en familia. Por lo general se preparan los platos típicos de la gastronomía mexicana y por supuesto, los favoritos de los difuntos.

Mole Poblano | © Michelle Barneond
Mole Poblano | © Michelle Barneond

Lo que no puede faltar es el Mole, una de las recetas más tradicionales y a la vez más complejas. Se trata en una preparación cremosa a base de chiles y especias, espesada con maíz y que acompaña a carnes y vegetales. Aunque existen muchísimos tipos, el más conocido es el Mole Poblano que se prepara con más de 20 ingredientes como chocolate amargo, varios tipos de chiles, chipotle, tomates, almendras, plátano, nueces, pasas, ajonjolí, clavo, canela, perejil, pimienta, cebolla, ajo, azúcar y tortillas; se sirve con pollo, arroz y frijoles.

Al ser un plato complejo es recomendable maridarlo con un vino de gran estructura y al mismo tiempo equilibrado y de textura sedosa como Marques de Casa Concha Merlot. Otra excelente alternativa es Trio Merlot, un ensamblaje de esta variedad con Carmenere y Shiraz que posee una gran estructura y aroma a frutas negras y chocolate, complementando muy bien la diversidad de ingrediente del mole.

Tamales | © Michelle Barneond
Tamales | © Michelle Barneond

Otro plato típico que se prepara muchísimo en esta época son los Tamales, una especie de humita que puede ser dulce o salada, rellena de carnes o verduras y acompañada de diferentes salsas. Los Tamales de Rajas son un ejemplo; una masa de maíz molida y cocinada al vapor en cuyo centro lleva un guisado de cebolla, tomates, chiles y queso Oaxaca, típico de la región con el mismo nombre.

Para este plato recomendamos Casillero del Diablo Chardonnay. La fresca y balanceada acidez acompaña excelente al relleno de tomate, equilibrando el picor de las rajas. Además, la cremosidad del Chardonnay y sus notas de mantequilla se llevarán muy bien con el queso Oaxaca. Si los tamales son dulces, una buena opción es Casillero del Diablo Carmenere pues al ser vino de aroma frutal y textura sedosa logra la armonía con la suavidad del maíz.

Pan de Muerto | © Paola Peñafiel
Pan de Muerto | © Paola Peñafiel

Algo infaltable en cada cena y ofrenda es el delicioso “pan de muerto”. Se trata de un tipo de pan dulce de diferentes formas y estilos según la zona de México, aunque el más popular es redondo, cubierto de azúcar blanca y con tiras que simulan huesitos. Para este pan y para las tradicionales “calaveritas dulces” hechas de chocolate, amaranto o azúcar, un vino que acompaña a la perfección es Concha y Toro Late Harvest. Al ser delicadamente dulce y frutoso se complementa muy bien con postres y pasteles.

Calaveras Dulces | © Paola Peñafiel
Calaveras Dulces | © Paola Peñafiel

La diversidad de la gastronomía mexicana permite que para el maridaje de sus platos influya muchísimo el gusto de cada persona. Eso sí, le recomendamos siempre buscar el mayor equilibrio posible de sabores, texturas y aromas.