Esta zona posee condiciones ideales de suelo y clima para producir excelentes vinos blancos y tintos de menor complejidad como el Pinot Noir y Syrah. Sin embargo, hay una variedad que se destaca por sobre todas, y es el Chardonnay. Por lejos, la reina del valle.
Concha y Toro llegó al valle del Limarí en 2005 y desde ese mismo año comenzó mi aventura en el norte. En aquellos años, en estas tierras se plantaban diferentes variedades de uva incluyendo Merlot y Cabernet Sauvignon, sin embargo, esas plantaciones no producían ni las cantidades ni la calidad esperada. El equipo agrícola y los enólogos de la compañía confiábamos que estas tierras poseían características ideales para producir ciertas cepas de manera excepcional, y no nos equivocamos.
Creíamos en el potencial del Valle del Limarí y en sus condiciones perfectas de suelo y clima para la producción de uvas blancas y tintas más frescas como el Pinot Noir y Syrah. Y de todas, el Chardonnay es la que logra su mejor expresión. En estos 11 años como enólogo jefe, he visto cómo se expresa el Chardonnay en las distintas zonas del Valle, donde la proximidad al mar y los tipos de suelo van a determinar los estilos que se pueden mostrar en esta variedad.
Pero, ¿Qué hace que un terroir sea ideal para la producción de una cepa? Se trata de la conjunción entre suelo y clima que permiten obtener la mejor expresión de una determinada variedad y eso es lo que hemos podido desarrollar y potenciar en las últimas décadas en Chile. Por ejemplo, cuando hablamos de Cabernet Sauvignon enseguida se nos viene a la mente los valles centrales, principalmente Maipo; para el Carmenere, el Valle de Cachapoal logra obtener una calidad excepcional. Por último, los vinos blancos y cepas tintas como el Syrah y Pinot Noir de Casablanca son muy reconocidos, y ahora también, los del valle del Limarí.
El Chardonnay tiene su origen en Francia y es una de las variedades blancas más cultivadas del mundo. Según su lugar de origen puede producir vinos de los más variados estilos. En el valle del Limarí, su clima y la presencia de carbonato de calcio en sus suelos producen vinos minerales con una muy buena acidez natural, donde expresión de la fruta y de la mineralidad van a depender de la proximidad al mar y la cantidad de arcillas y carbonatos en el suelo. Zonas más cercanas al mar y con una cantidad moderada de arcillas (del orden de 25%) la mineralidad va a predominar sobre la fruta. Si a esto le agregamos una alta cantidad de carbonatos en el suelo, se va a resaltar más esta mineralidad. En zonas más interiores y con mayor cantidad de arcillas predominará la fruta sobre la mineralidad.
La frescura del Limarí y la mineralidad de sus suelos convierten a este valle en uno de los mejores lugares en Chile para producir Chardonnay. Como enólogo, aquí no debemos hacer grandes esfuerzos para producir un vino Chardonnay excepcional, sino que solo nos preocupamos de conducir su producción, pues las condiciones propicias para esta cepa se dan naturalmente. Pero no nos confundamos, no por esto deja de ser un trabajo desafiante y minucioso de todo el equipo que trabaja en el valle. Debemos estar atentos a todas las variables que inciden en el proceso como las lluvias, las heladas, la sequía y el correcto crecimiento de la planta.
Y por estas condiciones naturales favorables, creo que todo lo que se pueda proyectar en estas tierras, todo lo que se pueda invertir y plantar de Chardonnay, es una apuesta segura en cuanto a producción y calidad de su vino. Y en Concha y Toro, continuaremos trabajando desde este valle para seguir sorprendiendo con vinos excepcionales a todos los amantes del Chardonnay.