Desde las nortinas tierras del Limarí hasta el Valle del BíoBío, la vendimia de Concha y Toro se encuentra en plena actividad. Por ello, las áreas agrícola y enológica trabajan coordinados y focalizados en obtener la mejor calidad en los vinos de esta nueva temporada.
La vendimia es la época en que grupos de expertos de las áreas agrícolas y enológicas trabajan arduamente para cosechar la uva cuando ésta presenta su máximo potencial y brinda sus mejores atributos. En 2017 la cosecha se adelantó alrededor de 15 días a raíz de una temporada con temperaturas más elevadas en comparación a un año promedio, tendencia que se manifestó a lo largo de todo Chile.
Como es usual, los fundos del Valle del Limarí iniciaron la temporada de vendimia, a principios de febrero, y con el pasar de los días se sumaron los fundos que Concha y Toro tiene en distintos valles del país.
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2017 año de desafíos
La temporada 2016-2017 estuvo marcada por una serie de precipitaciones en la zona centro-sur durante el primer semestre de 2016, que en el norte se manifestaron como nevazones que permitieron reabastecer los embalses y ríos y entregar mayor recurso hídrico a la zona.

“Todos los años son diferentes” es un dicho común entre los enólogos de Concha y Toro, y este año no fue la excepción. El proceso de maduración de la uva se aceleró y por eso en Limarí, Casablanca y Maule, entre otros valles, se adelantó la cosecha para asegurar que la uva se encontrara en su mejor expresión y así asegurar la calidad que Viña Concha y Toro entrega año a año.
“Gracias a que tenemos un seguimiento de la planta a partir de la brotación, sabíamos que esta vendimia sería así”, dijo Javier Villarroel, enólogo de Concha y Toro en el Valle del Limarí. Por otro lado, las nevazones fueron buenas noticias para esos fundos ya que significó un abastecimiento notorio en su embalse y ríos cercanos, que son usados como regadíos para las parras de la zona. Chardonnay fue la primera cepa cosechada, para luego continuar con Pinot Noir, Sauvignon Blanc, Pinot Gris, Viognier y Syrah.
Por su parte, Emilio Cuevas, Administrador del Valle de Casablanca, comentó que aun cuando presenciaron una temporada con temperaturas más altas “la uva cumplió su ciclo y eso es lo que nos importa. Se desarrolló bien, creció bien y tomó su aroma como nosotros esperábamos”.

Este valle que se caracteriza principalmente por las cepas Sauvignon Blanc, Pinot Noir y Chardonnay, ha sumado con el correr del tiempo variedades como Viognier, Merlot, Pinot Gris y Pinot Blanc, provenientes de los fundos Los Perales, Lo Ovalle y El Triángulo. “Y de ellas también se ha obtenido la calidad esperada”, enfatizó Cuevas.
En el Valle del Maule en la VII Región, Héctor Urzúa, enólogo jefe del Valle del Maule, cuenta que los viñedos de la compañía están ubicados estratégicamente en las zonas más frescas del valle, lo que hace que tanto de día como de noche reciban la influencia cordillerana que evita las altas temperaturas, lo que ha permitido una evolución hacia la calidad muy importante.

Carmenere es la cepa que todos los años indica que la temporada ha llegado a su fin, específicamente en la zona de Peumo, VI Región. Pero aún queda tiempo para llegar a esta variedad. Mientras tanto, la vendimia sigue su curso y día a día se trabaja para dar vida a los vinos que por su gran calidad han recibido reconocimiento a nivel mundial.