Primero aclararemos qué entendemos por cata o degustación: es el proceso de evaluación y valoración de un vino mediante técnicas en las que intervienen la vista, el olfato y el gusto.
Hay catas profesionales y hedonísticas:
Cata profesional: hay una analítica, sistemática y objetiva y la realiza el enólogo durante el proceso de elaboración del vino hasta su embotellado final, a fin de detectar defectos y bondades.
Hay otra donde conocedores y profesionales analizan y juzgan los vinos otorgándoles una puntuación o algún reconocimiento en caso de concursos.
Cata hedonística: es la que se hace por mero placer, en la que los consumidores descubren subjetivamente los componentes y valores de un vino para su próximo disfrute.
Etapas de una cata
Son tres: ver, oler y gustar.
A partir de allí y con la ayuda de los cinco sentido -vista, olfato, gusto, tacto, oído- uno entra en un mundo de sensaciones maravillosas.
VISTA
Es el primer paso para apreciar un vino. Aunque no es el más importante, nos dará información sobre la edad, el carácter, la salud y el cuerpo.
- Es preciso inclinar la copa unos 45 grados y ponerla sobre una superficie blanca bajo una buena iluminación, ojalá natural o de luz blanca.
OLFATO
Es el segundo paso y es cuando apreciamos las propiedades volátiles del vino, con todo su maravilloso mundo sensorial.
- La nariz es el instrumento que envía información al cerebro y está estrechamente ligada al gusto.
- Primero, hay que oler el vino en la copa sobre la mesa, sin moverla, en lo que se llama copa quieta o parada, para captar los aromas más ligeros que se desprenden de él y que nos pueden indicar ciertos defectos.
- Siempre con la copa sobre la mesa, hacemos un ligero movimiento para romper la superficie y ver si afloran aromas menos volátiles.
- Luego tomamos la copa en la mano por la base, sin tocar el cuerpo para no alterar la temperatura ni transmitir olores extraños al vino, y le damos un rápido, pero firme giro circular a fin de que el vino moje toda la copa y suelte sus aromas más intensos.
- Acercamos la copa a la nariz y suavemente inhalamos para llevarnos la primera impresión olfativa que será la más importante. Si lo hacemos muy fuertemente, estaremos oxigenando los pulmones, pero no olfateando.
- Volvemos a dejar la copa en la mesa y nos centramos en los aromas que acabamos de percibir y, luego de una pausa, repetimos la operación dos o tres veces más.
GUSTO
Es el tercer paso donde intervienen los cuatro componentes principales: salado, dulce, ácido y amargo, y es cuando descubrimos realmente el sabor de un vino.
- Tomamos un pequeño sorbo, sin tragarlo, y lo movemos con la lengua por toda la cavidad bucal. Unos seis a 10 segundos son suficiente, y luego lo bebemos o escupimos. Incluso, podemos repetir este paso hasta que estemos seguros de la percepción gusto-olfativa.
- Si pasamos luego a otro vino, es obligatorio tomar un vaso de agua para limpiar la boca para las próximas sensaciones.
- Si es una cata profesional o simplemente gustativa, es bueno siempre tomar nota de todo lo catado, para describir las sensaciones con nuestro propio lenguaje, y registrar todo lo inherente al vino que estamos bebiendo.