Es fines de septiembre en el viñedo Peumo –Valle del Cachapoal– y ya pueden verse brotes de hasta 10 centímetros en las parras de Carmenere. En esta oportunidad nos reunimos con una de las personas que más conoce este fundo, quien nos contó in situ cómo ha sido la llegada de la primavera a este lugar.
Para Domingo Marchi, subgerente agrícola Zona Rapel, el viñedo Peumo no es solo un lugar especial, es parte de su vida. Llegó a hacerse cargo de la administración de este fundo hace ya 33 años y, desde entonces, ha tenido un rol fundamental en su desarrollo, participando en el proceso de plantación de las primeras parras de Carmenere.

Del fundo Peumo se obtienen las uvas para producir vinos de nivel premium y superiores, tales como Casillero del Diablo, Trio, Gran Reserva Serie Riberas, Marques de Casa Concha, Terrunyo y Carmín de Peumo. De las 650 hectáreas de viñedos que lo componen, casi la mitad corresponde a Carmenere, siendo esta la cepa emblema de este lugar, logrando sus vinos obtener los más altos puntajes por parte de la crítica especializada internacional.
A lo largo de los años, Domingo no ha dejado de admirar el ciclo de vida de estas plantas, y hoy nos cuenta qué está pasando en el viñedo y, específicamente, en el cuartel 32: “los brotes presentan entre 5 y 10 centímetros, y ya pueden verse los diminutos racimos aún verdes. En una semana más comenzaremos a hacer manejo de canopia, que consiste en sacar los brotes del tronco y brazos de la parra, dejando solo aquellos brotes frutales de la planta. De este modo, las parras enfocan sus energías en una menor cantidad de brotes y, así, son capaces de dar frutos más concentrados en color, aroma y sabor”.

Así como el Carmenere se distingue de otras cepas por el color rojo carmín que adquieren sus hojas en otoño, Domingo nos explica que esta variedad muestra ciertas diferencias en comparación con el resto desde ya muy temprano: “cuando las hojas de Carmenere nacen son de un color ‘bronceado’, es decir, tienen un color anaranjado tipo cobre hacia los bordes, en cambio, en sus inicios las hojas de otras cepas son más bien de bordes blanquecinos”.
En cuanto al manejo fitosanitario de estas plantas, el subgerente agrícola nos cuenta que las labores se centra en “controlar la aparición de oidio y botrytis, así como de algunos insectos como arañas y el llamado ‘chanchito blanco’, aplicando fungicidas e insecticidas amigables con el medioambiente, desde el inicio de la brotación y hasta la pinta. Y si el otoño es lluvioso, antes de la cosecha se debe tratar la botrytis”.
El cuartel 32 está compuesto por nueve hectáreas de Carmenere de nivel ultra premium, siendo sus uvas destinadas exclusivamente a producir el Carmenere ícono de la compañía, Carmín de Peumo, vino recientemente reconocido “El Mejor Carmenere del Mundo” en su cosecha 2011 por el afamado crítico estadounidense Robert Parker.
Terminado el proceso de brotación y desarrollo de brotes, entre el 10 y el 20 de noviembre es el turno de la floración, etapa que dura tan solo entre 5 a 7 días y que marca el inicio del desarrollo de los granos. Para verla en su plenitud tenemos previsto volver en esa época y hablar nuevamente con Domingo. Él disfruta recorriendo estas parras, y esperamos que ustedes se sorprendan con nosotros en el seguimiento de este ciclo.