Definitivamente sí. Los distintos tipos de suelo entregan diferentes notas al vino. Más específicamente, el suelo es capaz de transportar y transmitirlos a las raíces de la planta, después a las uvas y finalmente al vino.
Cada tipo de suelo tiene una influencia característica sobre la textura del vino. Los dos tipos de suelo: la arcilla y la piedra caliza, tienen un efecto bien demostrado en el vino que producen. Las vides desarrollan las notas características debido al perfil del suelo. Estos dos suelos son ejemplos muy particulares donde esto ocurre.
Las plantas cultivadas en la arcilla tienden a exhibir una estructura opulenta o riqueza. Estos vinos se sienten como más complejos y potentes en la boca, en comparación con otros tipos de suelo.
Marques de Casa Concha Carmenere proviene del Valle de Cachapoal. Este vino posee una riqueza que se explica por la gran cantidad de arcilla presente en el suelo. Marques de Casa Concha Carmenere muestra a su vez un cuerpo tánico firme ( por el perfil del suelo) y también una acidez crujiente en boca, explicadas por la influencia refrescante del río Cachapoal y el Lago Rapel.
La piedra caliza es considerada como una buena base para el vino, debido a su buen drenaje, permeabilidad y su estructura porosa. La piedra caliza entrega una nitidez efervescente a la acidez, lo que se puede describir como mineralidad.
Un ejemplo de vino que se produce en suelos de piedra caliza es Marques de Casa Concha Chardonnay del Valle del Limarí. El viñedo está formado a partir de componentes aluviales con carbonato de calcio en su subsuelo. Así que el vino combina estructura con vitalidad, lo que genera un sabor fresco y elegante, que se percibe sedoso en boca.