Atacama, el desierto más árido del mundo, saluda a los turistas con un paisaje casi lunar de dunas, salares y pampas tan extensas que parece infinito. Pero, entre las rocas y la arena, se encuentra un oasis. Con una historia milenaria, San Pedro de Atacama es el lugar perfecto para conocer sus tesoros, incluida una gastronomía colmada de sabores e identidad.
Usted puede viajar al desierto de Atacama, ubicado a 1.700 km al norte de Santiago, en avión hasta la ciudad de Calama o a través de un largo viaje por la carretera Panamericana. Recuerde que estamos en el desierto más seco del mundo. En cualquier parte del año, incluso en verano, la temperatura baja mucho durante la noche. Por eso vaya abrigado o compre algunos de los famosos tejidos de alpaca.
Una de las temporadas más recomendadas es primavera. En ciertos años, cuando se dejan caer las gotas de lluvia, las semillas despiertan y hacen florecer el desierto. Es un espectáculo único y multicolor, que este año -más húmedo que lo normal- ha brindado una de las postales más bellas que se recuerden.
Sin importar la época del año que elija, usted siempre será testigo de un mágico juego cromático. Cuando el sol se esconde en el horizonte, cambian los colores y comienzan a mutar desde gris y azul, amarillo y terracota, hasta a rosados y púrpuras.
San Pedro de Atacama está ubicado en la ribera del río San Pedro, a una altura de 2.436 metros sobre nivel del mar. El oasis atacameño era un importante punto estratégico, tanto de las culturas originarias como más tarde de los conquistadores incas y españoles. En cada calle, entre sus antiguos muros, hoy se siente un fuerte legado histórico.
Desde aquí usted puede visitar muchas maravillas naturales y sentir que las estrellas cuelgan de un cielo transparente. No es casualidad que en Atacama opere el Observatorio Astronómico ALMA, emplazado a 5.000 metros sobre el nivel del mar, la mayor instalación astronómica del mundo.
Además podrá visitar famosos monumentos de la naturaleza, como el Salar de Atacama, con una vista magnífica de grandes montañas; lagunas salobres donde usted puede flotar en sus densas aguas; los Geisers del Tatio, ubicados a una altura aproximada de 4.320 metros, y disfrutar de sus imponentes fumarolas que alcanzan hasta 10 metros de altura y temperaturas de 85°C; y el Valle de la Luna, una depresión rodeada de dunas desérticas y cerros con impresionantes crestas filosas (es parte de la Reserva Nacional Los Flamencos).
En San Pedro los esperan numerosos monumentos históricos como el Pucará de Quitor, una fortaleza defensiva del siglo XII; la iglesia de San Pedro, una magnífico templo blanco construido de adobe; y la Casa Incaica, la edificación más antigua del pueblo, techada con vigas de troncos, ramas y paja.
La cocina atacameña es una fusión de las culturas originarias y técnicas más modernas. Utiliza muchos ingredientes locales, como quínoa y maíz, la base de muchos guisos y postres. El guiso atacameño más famoso es la pataska, preparada con maíz y carne, muy parecida a la carbonada. Si la van a probar no olviden tomar una copa de Casillero del Diablo Merlot para dar a este plato un exquisito contrapunto de sabores.
A pesar del paisaje desértico, en Atacama se pueden ver algunas quebradas que parecen manchones verdes en un paisaje de color amarillo y ocre. Precisamente en esos bosques nativos del desierto se ocultan algunos de los tesoros de la comida atacameña, como la hierba rica rica o los frutos del árbol chañar.
El chañar ofrece frutos dulces que durante de siglos fueron fundamentales en la dieta de los atacameños. Con ellos preparan arrope, un tipo de jarabe dulce muy versátil. Este producto oscuro, espeso y muy dulce se usa en la medicina tradicional para curar las irritaciones de garganta y en la cocina para postres, helados y cócteles.
La rica rica es recomendada por la gente local como un remedio para las molestias causadas por la puna o mareo altiplánico. Esta hierba se caracteriza por sus fuertes aromas y milagrosas propiedades medicinales. Es una prima lejana de la verbena y se consume principalmente como una infusión para el dolor de estómago, la tos y el resfrío.
Los chefs utilizan rica rica para la coctelería, sazonar salsas o añadir a postres como helados o crema de leche asada con berries silvestres. Si consiguen rica rica, pueden usarla en su casa para sazonar una limonada, preparar azúcar de sabor (llenar un tarro de vidrio con azúcar blanca y agregar una rama de rica rica) o mezclar con aceite, limón o mostaza para obtener un rico y original aderezo.
Hoy les quiero presentar una receta que reúne sabores chilenos, desde la costa de Atacama hasta las cumbres de los Andes. Se trata de un pescado horneado en una capa de sal gruesa y sazonado con hierbas. Es una técnica de cocción muy antigua, conocida en el mundo mediterráneo. Gracias a este método, la carne de pescado queda muy jugosa y delicada. En realidad no necesitan más que un vino blanco para acompañar esta receta. Con Trio Chardonnay sentirán que florece el desierto en su paladar.
Pescado a la sal y a las finas hierbas
Ingredientes
- 1 kg de sal gruesa
- 1 limón
- 1 pescado como corvina, entero, con cabeza y piel
- 1 rama de cilantro
- 1 rama de rica rica
- 2 huevos
- 1 limón
Preparación
- Precalentar el horno a máxima temperatura.
- Poner la sal en una fuente grande con 2 cucharadas de agua, los huevos y el jugo de limón.
- Mezclar todo hasta que la masa de sal esté pegajosa. Luego extender dos tercios de esta mezcla en una bandeja.
- Rellenar el pescado con las hierbas y luego cubrirlo con el resto de la mezcla de sal.
- Tiene que estar completamente cubierto con una capa de poco más de 1,5 cm de espesor.
- Ponerlo en el horno durante 15 minutos.
- Retirar del horno, tomar un cuchillo afilado y atravesar la capa de sal hasta el pescado. Si el cuchillo está caliente significa que el pescado está listo. Dejar a un lado durante 10 minutos.
- La capa de sal debe estar dura como un ladrillo. Golpee en los bordes con el dorso de una cuchara, y con algo de suerte, la parte superior se despegará.
- Cepillar con cuidado el exceso de sal del pescado tratando de no dejar que toque la carne. Luego moverlo suavemente a un disco.
- Pasar un cuchillo a lo largo de la columna vertebral del pescado hasta la cabeza. Luego cortar por debajo de la cabeza. Usar el cuchillo para encontrar los huesos. A continuación, levantar con cuidado el filete y abrir el pescado como un libro. Desechar la piel y los huesos y disfrutarlo con sus acompañamientos favoritos; alguna ensalada de hojas verdes o simplemente aceite de oliva y un toque se sal y pimienta recién molida.