Porque es temperamental y difícil de entender, hay cierto orgullo entre quienes logran cultivarla con éxito y aquellos que descubren buenas botellas. Cuando está en buenas manos, el Pinot Noir es de esos vinos capaz de llevarte a otra dimensión.
Reconocida como la décima cepa más plantada en el mundo, el Pinot Noir también es una de las más antiguas. Con sus orígenes en la famosa zona de la Borgoña, se cree que esta delicada variedad tinta tiene al menos 1.000 años más que el Cabernet Sauvignon. Principalmente plantada en Alemania, Francia y Estados Unidos, la verdad es que esta uva hoy se encuentra en todos los países productores de vino incluyendo las zonas más recónditas. Sin ir mas lejos, en Chile hay excelentes Pinot Noir que vienen de los valles de Aconcagua, Casablanca, Limarí, San Antonio e incluso en el extremo Bío-Bío ¿No lo has probado? Marqués de Casa Concha Pinot Noir Edición Limitada 2018 es un excelente ejemplo de cómo sabe el Pinot Noir del sur de Chile.
Y es que la verdad, hay cierto romanticismo alrededor de esta uva.
Debido a que su piel es sumamente fina y sus racimos muy apretados, el Pinot Noir es más susceptible que las otras variedades a sufrir de pudrición, hongos y a los cambios bruscos de temperatura. Encontrar el lugar indicado -con la combinación necesaria entre suelo y clima frío- es otra de las dificultades asociadas a su producción. Por eso es considerada la variedad más difícil de cultivar y el motivo por el que se ha ganado el apodo de “la cepa rompecorazones”.
Para los enólogos -como ocurre con las relaciones personales- esta uva requiere de mucho tiempo y esfuerzos para cultivarla con éxito. Se trata de un desafío constante: de principio a fin, desde el viñedo hasta la bodega. Y cuyos resultados podrían traer tristeza y sufrimiento. Como a veces también pasa con el amor. Pero cuando todo sale bien, es de esos vinos que hacen rendirte a sus pies. Una buena copa de Pinot Noir es capaz transformar lágrimas de frustración en alegría, y hacer que aquella lucha en el viñedo haya valido la pena.

Cuando la cepa está en buenas manos, se pueden conseguir grandes vinos capaz de llevarte a otra dimensión. El Pinot Noir es un vino sutil, de cuerpo liviano, con pocos taninos y bajos niveles de alcohol. Sus principales aromas se asocian a los frutos rojos como las frutillas, las frambuesas y las guindas, mientras que una distintiva nota a hongos como el champiñón es común y predominante. Si no la identificas, recuerda el olor a bosque o tierra mojada. Además, el Pinot es una variedad transparente, capaz de comunicar en el vino su lugar de origen. Es el caso de Amelia Pinot Noir 2017 y Marqués de Casa Concha 2018, cultivados en los suelos calcáreos del Valle del Limarí y a sólo 30 kilómetros del Océano Pacifico. Dos vinos que reflejan en la copa la mineralidad y frescor del lugar, con fruta madura y jugosa, irresistibles de beber. Dos vinos con gran pero delicado carácter.

Considerado uno de los vinos más finos del mundo, el Pinot Noir también es la base -junto con el Chardonnay y Pinot Meunier- de los reputados vinos de la zona del Champagne. Gracias a que su color es casi transparente se puede usar para hacer vinos blancos, rosé, espumantes y por supuesto, los seductores tintos ligeros que normalmente conocemos como Pinot Noir.
Esta variedad también destaca por su gran versatilidad a la hora de beberlos. Funciona incluso con comida mexicana, italiana, es una exquisita mezcla cuando se marida con pato pero también un increíble compañero del pescado. Para qué decir con quesos. Si te animas, descorcha un Casillero del Diablo Reserva Pinot Noir 2018 y compruébalo tu mismo.

Al final, el mejor maridaje es el que más te guste a ti. ¡Salud y Feliz día del Pinot Noir!