Los efectos del clima son un factor clave para la producción del vino. En particular, la acción del sol sobre los viñedos hace que la planta se desarrolle y crezca, y también ayuda al proceso de maduración de la uva.

Para controlar la cantidad de exposición solar que reciben los viñedos, los enólogos realizan prácticas de deshoje, lo cual permite ir evaluando el progreso de las vides.

Sin embargo, si el deshoje es muy intenso, las uvas quedan más expuestas al sol y, por lo tanto, los vinos producidos terminan con menores concentraciones de polifenoles – componente antioxidante del vino-. Controlar la exposición al sol también permite asegurar que la uva alcanzará su mayor nivel de calidad.

Estos defectos pueden contrarrestarse con el uso del bloqueador solar, el cual protege a la uva hasta la cosecha. El bloqueador es rociado sobre el viñedo para que se cubra toda el área de manera uniforme. Además, el uso de bloqueador solar es completamente inocuo tanto para la planta como para la uva, por lo que no afecta de ninguna manera a la calidad del producto final.

A través de esta técnica, los enólogos pueden controlar la exposición de las uvas al sol e ir evaluando su progreso para que la calidad de la uva cosechada sea óptima para el vino a producir.