Está finalizando la época estival en Chile y en la mayoría de los fundos de Concha y Toro se ha iniciado el periodo de cosecha. Para registrar este momento único en el año, hemos querido recorrer diversos valles y ver de cerca esta vendimia 2014.
Ubicado a cerca de 300 km al norte de Santiago, este valle transversal o cuenca hidrográfica posee un clima semiárido costero desde Ovalle a la costa, sector donde se ubican todos los viñedos que posee Concha y Toro en el Limarí. Este clima se caracteriza por presentar bajas precipitaciones, una oscilación térmica moderada y recibir la influencia constante de brisas marinas.
Estas condiciones climáticas convierten a este valle en un lugar ideal para el cultivo de variedades blancas, como Chardonnay, Sauvignon Blanc, Viognier y Pinot Gris, así como algunos tintos más frescos, como es el Pinot Noir y el Syrah de clima frío.
Asimismo, los suelos del Limarí son de una tipicidad característica, siendo su sello la presencia de carbonato de calcio o “cal” en sus diferentes estratos, otorgándole un intenso carácter mineral a sus vinos. A su vez, este valle es muy rico en arcilla, la cual retiene el agua y los nutrientes siendo especialmente propicia para el Chardonnay y el Pinot Noir – ambas cepas dirigidas a la línea super premium, Marques de Casa Concha.
La vendimia en el Limarí se inició el 23 de enero de este año, una semana más temprano que la temporada anterior. Según Javier Villarroel, enólogo Senior del Valle del Limarí, la cosecha en este valle es una de las más largas que se realizan en Chile, pues el clima es favorable para mantener madurando la uva en las parras:

“La cosecha en el Limarí comienza en enero con la extracción de las variedades destinadas a espumosos, y se extiende hasta mediados de mayo con la vendimia de las uvas para los vinos tradicionales, como son el Sauvignon Blanc, Chardonnay, Pinot Noir y Syrah.
Si además consideramos el Late Harvest, podemos cosechar hasta julio o principios de agosto. Dado que aquí las lluvias se concentran entre junio y agosto, tenemos la posibilidad de cosechar las uvas en su madurez óptima y sin la presión sanitaria –o el riesgo de pudriciones– que produce la lluvia”.
No obstante las privilegiadas condiciones de clima y suelo del valle para la actividad vitivinícola, las bajas precipitaciones en invierno hacen necesario reunir en embalses y tranques el agua requerida para el riego de la vid durante cada temporada agrícola.

Sin embargo, durante los últimos años, el Limarí ha visto una considerable reducción en sus reservas de agua, llegando hoy a niveles delicados y que han encaminado a la viña a tomar fuertes medidas para paliar sus efectos.
“Debido a que ha caído una menor cantidad de nieve en la Cordillera de los Andes, y siendo ésta nuestra principal fuente de agua en el valle, en el Limarí ya van tres años de sequía consistente, lo que ha significado ser mucho más planificados y eficientes en los riegos; desde que la planta brota hasta que llega la época de vendimia”, explica Javier.
Gracias a esta mayor eficiencia y logística en los riegos, señala el enólogo, “se ha logrado mantener las calidades y los rendimientos esperados en el viñedo, consiguiendo una vendimia 2014 exitosa y representativa de las virtudes que nos entrega este valle”.