Cuando imaginamos los viñedos, generalmente pensamos en una vista idílica, en una tarde de verano perfecta, con luz dorada, hojas verdes y racimos de uvas colgando de las vides. Es solo un día, un magnífico día, pero no nos olvidemos que la vid tiene su ciclo anual y atraviesa por muchos cambios durante todo el año.
Cada añada es diferente y se expresa en el vino. El resultado final se ve, se huele, se saborea. Sin embargo, ¿por qué llamamos extraordinarias a ciertas cosechas? ¿Cuáles son los factores que influyen? Los invito a viajar en el tiempo, a ser testigos de un año en los viñedos.
Empecemos por lo básico. Tenemos algunos factores que son constantes, tales como la localización del viñedo, sus condiciones geológicas, tipo de clima (continental, costero, mediterráneo, etc.) y diferentes de cepas que crecen en los viñedos.
¿Y qué es variable? Por supuesto, algunos parámetros climáticos: número de días soleados; cantidad de lluvia caída o sequía; presencia de condiciones extremas e inusuales, como heladas, granizo, vientos fuertes, etc.
Estos factores, todos juntos, determinan la calidad de la vendimia. Concha y Toro, en este sentido, fue bendecida en 2018 con un año perfecto y reconocimos esta cosecha como extraordinaria. ¿Les gusto Marques de Casa Concha Carmenere 2017? Estoy segura que sí, pues es un vino sedoso y elegante. Pero cuando prueben el mismo vino de la extraordinaria cosecha 2018, van a sentir una diferencia y una explosión aromática, equilibrio, notas a frutas rojas y sobre todo una tremenda expresión del vino en la boca.
Invierno
La temporada comienza durante el invierno, cuando las viñas duermen. En el invierno de 2017, que es el comienzo de nuestra extraordinaria cosecha, los viñedos recibieron una lluvia agradable. La lluvia andina oxigena los suelos, por lo que las raíces de las vides tienen reservas de agua para los meses futuros y también es más fácil para ellas absorber los nutrientes presentes en el suelo.
Aunque la vid se ve en los meses de invierno como si estuviera completamente dormida, no se equivoquen. En el interior hay vida. Este es un buen momento para realizar limpiezas y cambios que ayuden a que la planta renazca en la primavera.
La práctica más común en los meses de invierno es la poda. Es esencial para la calidad de la cosecha. Regula el crecimiento, promueve la productividad y fomenta la buena maduración. La poda comienza inmediatamente después de la cosecha, tan pronto como las hojas comienzan a caer.
Su principal objetivo es alentar a la savia a fluir hacia los brotes frutales. Los brotes requieren una distribución uniforme de la savia para un crecimiento vigoroso, pero el exceso de savia puede comprometer la productividad. Idealmente, debería haber un buen equilibrio entre vigor y productividad, dos requisitos en conflicto que no se pueden conciliar fácilmente.

Primavera
En primavera las plantas están despertando de la hibernación. Comienza el trabajo de atadura. Los brotes se enrollan alrededor de los cables de soporte y luego se unen con alambre cubierto de papel o alguna otra fijación biodegradable. El atado se realiza a mano y requiere dedos ágiles.
El primer trabajo de primavera es desangrar las vides: eliminar los brotes no fructíferos («retoños»). Esto anima a la vid a enfocar su energía en los brotes frutales. A mediados de la primavera (mayo en el hemisferio norte, noviembre en Chile) los brotes tienen 50 cm de largo. Ahora deben elevarse del suelo y unirse verticalmente a los cables que se encuentran a unos 30 cm por encima de los cables de soporte principales.
Este posicionamiento vertical de los brotes es lo que da a las vides su arquitectura. Junio (hemisferio norte) / diciembre (hemisferio sur) es el momento de enrejado: separar los brotes engrapándolos a los cables. Esto evita que las hojas se amontonen entre sí, permitiendo la máxima penetración de la luz y también fomentando la circulación de aire que evita la pudrición.
El clima ahora juega un papel decisivo en la calidad del cultivo. La primavera de 2018 fue un verdadero privilegio; casi no llovió y las temperaturas estuvieron bien equilibradas, con días cálidos y soleados y noches más frescas. Las vides tuvieron condiciones perfectas para florecer y desarrollar sus frutos.

Verano
Durante los meses de verano, justo cuando las uvas comienzan a cambiar de color (envero), éstas se observan y controlan. Cada cosecha es diferente en términos de madurez de la uva, niveles potenciales de alcohol y acidez natural, por lo que es esencial elegir el momento adecuado para la cosecha. En el verano de 2018 observamos una gran oscilación de las temperaturas, con días secos y noches frescas. Ese es un factor clave para que las uvas cambien de color y maduren a su propio ritmo lento.

Otoño
Todo el año esperamos el tiempo de cosecha. Y aquí estamos con las uvas listas para recoger. Durante la cosecha 2018 las temperaturas fueron moderadas y las noches y las mañanas muy frescas. Eso fue muy importante especialmente para la cosecha de variedades tintas, que se caracterizan por presentar una explosión aromática que invita a probar vinos de gran expresión floral y afrutada, balance y complejidad.

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