Las carnes rojas despiertan emociones encontradas. Sus admiradores destacan su contenido de hierro, sabor y la tradición ancestral de la caza. A continuación, una retrospectiva a las carnes rojas y sus maridajes con vinos tintos o “rojos”.
Para muchos, las carnes rojas pueden ser un ingrediente más bien “masculino”, algo primario, que tiene sus orígenes en épocas remotas con el ritual de la caza. Sin embargo, no todas las mujeres son vegetarianas. Hay muchas fanáticas de la carne, que disfrutan de un filete sellado o a la inglesa. Para todos ellos quiero presentar una guía de maridaje con algunos platos emblemáticos y vinos.
Aunque algunos tipos de carne blanca, dependiendo de su preparación, se pueden acompañar con una gran variedad de vinos, muchos de ellos blancos. En el caso de la carne roja no hay excepción. Siempre hay servirla con vino tinto. Pero no hay que ser monotemáticos, sino abrir nuestra mente a diferentes cepas y estilos. Algunas recetas van perfectamente con tintos ligeros, mientras que otras pueden acompañarse con tintos de cuerpo.
La carne roja no proviene solo del vacuno. Otros animales, incluso algunas aves, nos ofrecen su característico colorido y consistencia. Las distintas texturas y sabores son clave a la hora de definir el maridaje. La carne de pato, con su rica y jugosa pechuga, preparada al horno, abre el apetito y las puertas para un tinto ligero. Casillero del Diablo Pinot Noir es el vino perfecto con su cuerpo mediano y fino bouquet de fruta roja. Otra ave de carne más oscura es el ganso. Por ejemplo, para una pechuga grillada recomiendo Trio Merlot, una deliciosa mezcla de delicadeza y fuerza, potencia y frescura.
No es muy fácil conseguir un cordero entero en la ciudad. Ni menos prepararlo al palo (grillado durante horas en posición vertical junto a las brasas). Sin embargo, en varias tiendas pueden comprar unas costillas de cordero, que son muy fáciles de preparar a la parilla, a la plancha o al horno. Con este delicioso corte de carne no olviden descorchar Casillero del Diablo Shiraz. Otra carne muy sabrosa es la de cabra, que me encanta con Trio Cabernet Sauvignon, un vino de cuerpo mediano, con taninos muy suaves y envolventes.
Algunas partes del cerdo son más rosadas que rojas, pero otras son definitivamente muy potentes en grasa y sabor, como una pata preparada con lentejas (un plato francés que se llama petit salé aux lentilles). Con este sabor intenso y delicioso les recomiendo Casillero del Diablo Malbec, un vino de cuerpo mediano, pero con muchos aromas intensos de fruta roja y negra, especias dulces y flores.
No podemos olvidar las carnes silvestres como el jabalí o ciervo. El ragú de jabalí necesita un vino de cuerpo bien definido, pero con taninos elegantes y jugosidad, y mejor aún cuando regala exquisitas notas de guinda como Casillero del Diablo Devil’s Collection Red. Un filete de ciervo, en cambio, es una carne muy elegante, que pide un vino con menos cuerpo y más fineza. Por eso elijan alguna cepa como Casillero del Diablo Pinot Noir o Casillero del Diablo Merlot.
Sin lugar a dudas, la carne roja más conocida y que comemos habitualmente en nuestras casas es la de vacuno. Sería fácil decirles que elijieran uno u otro estilo de vino, pero tengo una sorpresa para ustedes. Es muy importante fijarse en el corte de carne porque definirá su textura y sabor. Por ejemplo, el lomo vetado o asado de tira necesita la estructura y potencial de un delicioso Cabernet Sauvignon como Casillero del Diablo Reserva Privada Cabernet Sauvignon. La entraña (un músculo proveniente del estómago del animal) también es amante de un vino con cuerpo y equilibrio entre notas dulces y jugosas de fruta roja, como es el caso de Casillero del Diablo Cabernet Sauvignon. Mientras que el lomo liso, más elegante y suave, está contento en compañía de un vino tinto de cuerpo mediano, pero de vibrante acidez como Casillero del Diablo Carmenere.
Existen numerosas salsas y condimentos que se puede servir con una rica carne roja, pero muchos chefs les van a decir que los mejores acompañamientos son solo mantequilla, sal y pimienta. ¡Y vino, naturalmente! Esto les permitirá disfrutar al máximo los sabores primarios de la proteína, sin culpa, con toda la fruta y jugosidad de un excelente vino tinto.