Vinos blancos
Los espumosos y blancos frescos, como el Sauvignon Blanc y Rosé, se sirven helados. Pero ¿qué tan helados? Unas tres horas en el refrigerador a 8°Celsius aproximadamente y luego a la copa sin dejar la botella al aire libre.
Los blancos con más cuerpo y estructura, como el Chardonnay, al tener usualmente guarda en barrica, expresan sus aromas de mejor manera cuando el vino está en torno a los 10 a 12°C e, incluso, 13°C para los ultra premium.
¿Y si los dejamos aún más fríos? No sentiríamos los aromas del vino y eso no tiene sentido.
Vinos tintos
Con las variedades tintas de vino debemos tener cuidado con la temperatura, porque si sobrepasamos los 20°C, el vino expresará más alcohol que fruta y será pesado para el paladar.
Mientras menos cuerpo tiene el vino, más helado. Por ejemplo, un Pinot Noir. Y mientras más cuerpo, más cálido. Por ejemplo, Cabernet Sauvignon.
Sin embargo, podemos estandarizar que el mínimo es desde los 14°C y el máximo, no más allá de los 18°C.
Consejos para encontrar la temperatura ideal
“Para saber la temperatura hay varios consejos, pero son muy relativos. Por ejemplo, que se empañe la copa al momento de servir vino blanco. Generalmente, esto indica que está muy helado, pero quizás la copa está caliente o el ambiente muy húmedo”, aclara sommelier de Concha y Toro.
Un dato importante es que las copas nunca deben estar muy llenas, para así evitar que el vino suba de temperatura.
“Un vino blanco debe servirse en una copa más pequeña que el tinto y nunca pasar más allá que 1/3 de la copa. En cambio, un tinto se puede servir hasta 2/3 pero, es mejor sólo hasta la mitad”.
Otra alternativa para servir el vino, es poniendo el tinto en el refrigerador por una hora. Esto evidentemente enfría el vino, pero al sacarlo y gracias a la temperatura del ambiente, éste subirá gradualmente hasta unos 16 a 18°C.
El tema es que, generalmente, los vinos tintos son servidos demasiados calientes, lo que perjudica su expresión aromática y deja al vino un poco alcohólico.