Concha y Toro

Francisca Jara 30/09/2022

Todo sobre el vino

Decantar el vino: por qué y cómo

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Hace algún tiempo hablamos sobre decantadores cuando respondimos a la pregunta “¿por qué el vino necesita respirar?”. Pero este temido objeto a veces no sólo sirve para incorporar oxígeno.

Decantar el vino no es nada más que el acto de trasladar el vino desde la botella a otro recipiente más ancho. El objetivo es que el vino pueda entrar en contacto con el oxígeno y, si fuera el caso, separarlo de sedimentos sólidos que pueda haber desarrollado en la botella. 

Aunque hay quienes argumentan que todo vino se beneficia del proceso, lo cierto es que no todos los vinos necesitan decantarse. Es más probable que los vinos blancos o tintos jóvenes no lo necesiten, pues los sedimentos suelen desarrollarse en vinos tintos con el paso del tiempo. Además, los vinos jóvenes no son tan complejos como para necesitar la “ayuda” que el aire provee para expresarse, aunque sí pueden ser más tánicos, pero basta hacerlos girar en la copa un poco y ya está. 

Son los vinos finos de mucha guarda los que suelen pasar por un decantador antes de llegar a la copa, como el caso del extraordinario Carmenère Carmín de Peumo 2018.

Para limpiar sedimentos 

Con el paso de los años, los vinos tintos pueden desarrollar sedimentos sólidos. Es un proceso absolutamente normal que no le causa ningún daño al vino ni significa que se encuentre en malas condiciones. Es el resultado de los procesos de oxidación o reducción que se produce en algunos vinos, que se expresa en partículas sólidas que se precipitan al fondo de la botella, o también pequeños cristales que se generan tras la unión de moléculas de azúcar del vino. 

Si las bebemos, pueden sentirse un poco amargas, astringentes o incómodas al paladar. Además, por cierto, de “afectar” estéticamente al vino: a muchas personas simplemente no les gusta ver estos residuos en su copa.

Esta habría sido la principal razón por la cual se creó el decantador en los tiempos de la alquimia. Luego la enología moderna inventó métodos para clarificar el vino que hacen que el uso del decantador para limpiar sedimentos sea una rareza. No así en el caso de los vinos naturales, que debido a su baja o nula intervención, no suelen pasar por el proceso de filtrado o clarificación.

Para oxigenar el vino

El segundo y gran motivo por el cual se utiliza el decantador, es para airear el vino. Otra vez, hay quienes argumentan que mientras más tiempo pase el vino en contacto con el oxígeno, más difusos serán sus aromas y sabores. Sin embargo, hay casos en que podemos encontrarnos con malos aromas al abrir una botella, los llamados “aromas reductivos” que se generan cuando el vino está guardado por mucho tiempo en la botella o bajo condiciones demasiado herméticas. En este caso el decantador juega un rol esencial: ayuda al vino a entrar en contacto con el aire, haciendo que los olores se ventilen y que los verdaderos aromas del vino salgan a la luz. 

Esta acción se recomienda especialmente para vinos de la variedad Syrah, como Marqués de Casa Concha Syrah, pues permite apreciar mejor sus sabores complejos de cereza, arándanos y regaliz. 

Además, la decantación ayuda a que vinos robustos que han estado guardados por mucho tiempo liberen sus aromas; mientras que en el caso de vinos tintos jóvenes ayuda a balancear su acidez y taninos, ya que cuando el vino se libera de gases como el CO2 se siente menos tánico. 

Cómo hacerlo 

Los diseños de los decantadores son todos diferentes, pues constituyen una pieza de diseño que los enófilos guardan con cierto orgullo. Pero más allá de la estética, la mayoría tiene una base ancha de gran superficie para que los sedimentos se posen en el fondo y un cuello mucho más angosto. 

A la hora de decantar un vino, toma la botella y déjala de forma vertical en la mesa idealmente un día antes. Luego, sin moverla demasiado, quita la folia para descorcharla. En un lugar iluminado vierte el vino lentamente en el decantador hasta que veas los sedimentos en el cuello de la botella de vino. Espera unos minutos y ya puedes servirte una copa. ¡A disfrutar!