Septiembre en Chile es sinónimo de celebración. No sólo se festejan las Fiestas Patrias, sino que desde el año 2015 también se conmemora el Día del Vino Chileno. Cada 4 de septiembre, esta fecha recuerda los más de 500 años de historia de esta bebida en nuestro país.
Septiembre es el mes del vino chileno. No solo porque nuestras mesas se llenan de botellas de Cabernet Sauvignon, Merlot, Carmenère o Syrah para disfrutar en los asados de las Fiestas Patrias cada 18 de septiembre. También porque el 4 de septiembre de 2015, la entonces presidenta Michelle Bachelet firmó un decreto que declaró al 4 de septiembre como el Día del Vino Chileno. Una fecha que reconoce la importancia, historia y valor del vino chileno como símbolo de identidad nacional. Pero también como un producto de exportación, sino el más insigne, con gran presencia y reconocimiento a nivel mundial.
¿Por qué un 4 de septiembre?
Porque habría sido precisamente el 4 de septiembre de 1545, cuando Pedro de Valdivia le escribió una carta al Rey Carlos V de España, para pedirle que enviara “vides y vinos para evangelizar Chile”. “Las primeras vides fueron traídas por orden expresa del conquistador Valdivia en 1548, las que llegaron a la Capitanía General a través del puerto de Coquimbo, estableciéndose los primeros viñedos en La Serena (1548), Santiago (1551) y poco más tarde, en Concepción (1556). Hacia 1554 se cosecharon las primeras uvas de Chile en la chacra de Rodrigo de Quiroga en Santiago, en la vertiente oriental del Cerro Santa Lucía, las cuales habrían alcanzado para dos botijas de vino con destino para la misa”, señala el historiador Gonzalo Rojas Aguilera, en un ensayo publicado en la revista www.vinifera.cl. La primera variedad de uva habría sido Listán Prieto, más conocida como la cepa País.
Poco después, según el historiador Benjamín Vicuña Mackenna, “el vino pasó a ser nuestro primer artículo de exportación” durante los siglos XVII y XVIII donde personajes como Rodrigo de Quiroga, Rodrigo de Araya e Inés de Suarez fueron los primeros viñateros de la región, hasta que Chile logró independizarse de España en 1881. Fue entonces que la historia del vino chileno comenzó a expandirse, luego de que las uvas Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Carmenère, Chardonnay, Merlot, Petit Verdot, Sauvignon Blanc, Riesling y Gewurztraminer fueran traídas desde Francia por terratenientes chilenos, previamente a la epidemia de la filoxera que arrasó con viñedos en Europa a finales del siglo XIX.
El legado de Don Melchor
Entre los visionarios viñateros chilenos, es imposible no mencionar la figura de Don Melchor de Concha y Toro. Fue una de las personas más influyentes en la industria vitícola nacional gracias a su aporte, que consistió en traer parras desde Burdeos y luego en 1883, fundar la Viña Concha y Toro en el reconocido Valle del Maipo.
En una época en que los vinos chilenos de alta calidad eran aún incipientes, Don Melchor fue más allá. Gracias a la asesoría de grandes viticultores franceses, entre ellos Jacques Boissenot, se impulsó el desarrollo del terroir de Puente Alto para la cepa Cabernet Sauvignon. Pronto, en 1987, los frutos de este minucioso trabajo salieron a la luz con la primera cosecha del vino Don Melchor: un vino que contiene el legado de los primeros años de la viticultura chilena, y que fue el primero en mostrar al mundo que en Chile se podían producir grandes vinos.
El vino chileno entre los mejores del mundo
Pero esta historia no se quedó allí. Luego, en 1992, la segunda cosecha de Don Melchor (1988) se ubicó entre los mejores vinos del mundo dentro del ranking de la prestigiosa revista Wine Spectator, marcando nuevamente un hito en la historia del vino chileno. Un periodo en que la cepa Carmenère era redescubierta en nuestro país, iniciando otro suceso histórico que marcaría la historia del vino tanto a nivel nacional como internacional.
Actualmente, Viña Concha y Toro es una de las bodegas más admiradas del mundo, con presencia en más de 140 países. Algunas de sus marcas, como Don Melchor, Marques de Casa Concha y la icónica Casillero del Diablo, son referentes del vino chileno gracias a la calidad y prestigio que han logrado mantener a lo largo del tiempo. De hecho, resulta casi imposible pensar en el vino chileno sin que algunos de estos nombres se nos vengan a la mente. Esto es gracias al importante trabajo que esta compañía chilena ha realizado en sus ya 140 años de historia.
Por esta razón, te invitamos a que escojas tu cepa favorita y descorches una botella de Viña Concha y Toro para brindar por el Día del Vino Chileno. ¡Salud!