Hechos a pulso, con especial atención en los detalles y provenientes de los mejores terroirs de Chile. Así son los vinos Terrunyo, una producción limitada que, gracias al oficio del hombre en el viñedo, también da cuenta de su carácter artesanal.
Expresar las características de los mejores viñedos de Chile, es parte de la filosofía detrás de los vinos Terrunyo. Tres vinos, para ser exactos, que reflejan tres orígenes, tres exquisitos terroirs del Nuevo Mundo que Viña Concha y Toro muestra con orgullo en cada una de estas botellas. Hablamos del Cabernet Sauvignon de Pirque Viejo en Alto Maipo, del Sauvignon Blanc de Los Boldos en el Valle de Casablanca y, por último, del Carmenère de Peumo, en el Valle de Cachapoal.
Pero sin dejar de homenajear las bondades que entrega la naturaleza, Terrunyo es una línea de vinos que también destaca el noble oficio del hombre en el viñedo. En este caso, Marcio Ramírez, quien lleva 20 años en Viña Concha y Toro es quien lidera el equipo humano, muy cohesionado y potente, detrás de estos vinos hechos a pulso. “Domingo Marchi y Juan Esteban son las personas que están día a día en el viñedo. Domingo lleva más de 35 años en la compañía y tal vez es la persona que más sabe de Carmenère en Concha y Toro. Entre los tres hacemos un gran equipo”, dice Ramírez. Y agrega: “Si nosotros no tenemos la uva perfecta con los mejores manejos, ya que tenemos el mejor terroir, nunca tendremos un gran vino. Pero sí lo tenemos porque tenemos un gran manejo, un gran equipo, Domingo Marchi es un hombre muy sabio que siempre ha comprendido y manejado de manera excelente el Carmenère de Peumo”.
Sumado al noble trabajo del hombre en el viñedo, los vinos Terrunyo también destacan por su producción limitada. Son producciones de uva “muy acotadas, muy específicas, lo que también las hace muy especiales”, asegura Ramírez. Para Terrunyo Carmenere, por ejemplo, “se ocupa el cuartel 27, que es un cuartel que fue plantado el año 1990, de pie franco. Son 12 hectáreas y producen 6 toneladas por hectárea”, cuenta el enólogo jefe.
Pero este trabajo no solo se queda en el viñedo. Los enólogos y viticultores son los padres del vino y, por lo tanto, los responsables de esta bebida hasta que se embotella. Es por esta razón que la precisión continúa en la bodega, donde también hay un trabajo minucioso, con esmero hasta en los más pequeños detalles. “Una vez que la uva se cosecha a mano en el momento perfecto, se trae a la bodega y se separa por distintos sectores que ya tenemos bien identificados. Hay un detalle en cada uno de estos sectores, una selección manual donde se le sacan las hojas a cada racimo y se mira de que sea perfecto para entrar a la cuba. Cada uno de ellos se fermenta por separado. Se trabaja en un equipo donde está Ximena Vallejos con la gente de la bodega, todos muy preocupados del trabajo de la vinificación desde la recepción hasta cuando se llena el estanque y se comienza la fermentación. Es un detalle minucioso. Otro detalle muy importante: en la noche no se trabaja. Solamente se hace de día para tener el mayor control que podamos. Eso se demuestra en un carácter muy artesanal. Somos las mismas personas que hemos trabajado por 20 años viendo este proceso”, asegura Ramírez.
Y es bajo este oficio es que los resultados quedan a la vista: vinos que son referentes del Nuevo Mundo. Terrunyo Cabernet Sauvignon se muestra como un vino lleno de energía, con frescor, nervio, carácter y expresividad. Mientras que Terrunyo Sauvignon Blanc, que viene de la parte más fría de Casablanca, presenta mucho frescor, expresión, un carácter en boca muy único y, además, indica su enólogo “es un Sauvignon Blanc que se puede guardar por mucho tiempo”. Por último, imposible no destacar Terrunyo Carmenère, proveniente de un lugar único y el mejor terroir de Chile para esta cepa: Peumo. Un vino con influencia de la cordillera y del mar, que permite un clima austero para el crecimiento de esta cepa.
Tres vinos que expresan el carácter de algunos de los mejores terroirs de Chile, elaborados a mano y bajo el expertise de grandes enólogos. No dejes de probarlos.