Concha y Toro

Concha y Toro 07/11/2024

Todo sobre el vino

Peumo: el corazón del Carmenere chileno

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El trabajo de Viña Concha y Toro en torno al Carmenere no solo ha sido una labor de profunda dedicación, sino un verdadero rescate del patrimonio vitivinícola de Chile, preservando y elevando una parte esencial de nuestra herencia. Peumo, asimismo, es un símbolo de tradición y excelencia, y un testimonio vivo del compromiso de la Viña con la historia y el futuro del Carmenere. 

El valle de Cachapoal, y específicamente el viñedo Peumo, se ha consolidado como el mejor terroir para el Carmenere en Chile. Sus excepcionales condiciones, con un microclima sin heladas significativas en invierno ni en primavera, y suelos franco-arcillosos ricos en nutrientes y capaces de retener el agua, permiten una permanencia prolongada de los racimos en el viñedo, lo cual es un aspecto fundamental para que las uvas de Carmenere alcancen el nivel óptimo de madurez. 

Plantado originalmente en 1883 bajo la creencia de que era Merlot tardío, Peumo ha sido el centro de trabajo con Carmenere durante más de 100 años, mucho antes de su redescubrimiento en la década de 1990. Plantado con una selección masal original de aquellas primeras vides bordelesas traídas desde Francia, este viñedo, junto con el de Pirque, es uno de los más antiguos de Chile y ha sido fundamental en la configuración del escenario vitivinícola nacional. 

El trabajo de Viña Concha y Toro con esta cepa no solo ha sido una labor de profunda dedicación, sino un verdadero rescate del patrimonio vitivinícola de Chile, preservando y elevando una parte esencial de nuestra herencia. Peumo, asimismo, es un símbolo de tradición y excelencia, y un testimonio vivo del compromiso de Viña Concha y Toro con la historia y el futuro del Carmenere. 

En 1983, la bodega replantó 15 hectáreas de vides Carmenere en Peumo, creyendo que era una variedad de Merlot de maduración tardía, y que correspondieron a los cuarteles 31 y 32 del viñedo. 

Andrés Larraín, quien fue gerente agrícola de Concha y Toro durante más de tres décadas, recuerda que en los años 90, y junto a Ignacio Recabarren –primer enólogo tras el Carmenere de Viña Concha y Toro y figura icónica de esta variedad en Chile-, “hicimos una selección en campo de lo que creíamos que era Merlot y comenzamos a plantar los nuevos viñedos en Peumo”. Recabarren, con su profunda comprensión de la cepa y su innovador enfoque, fue clave para posicionar al Carmenere como un emblema de la viticultura chilena.  

En 1990 se replantó el cuartel 27 que posteriormente daría vida a Terrunyo, el primer Carmenere ultra-premium de Chile. Este vino -lanzado al mercado el año 2000 con su cosecha 1998-, se caracteriza por una pura y auténtica expresión del Carmenere, estableciéndose como referente indiscutido de esta variedad en Chile y el estándar al que todos los demás Carmenere en el país aspiran. Con un carácter distintivo y fiel a la cepa, Terrunyo Carmenere encarna la esencia misma de lo que debe ser un gran Carmenere chileno. 

Posteriormente, la calidad de las uvas y el perfil diferente del Carmenere encontrado en el cuartel 32 del viñedo, dieron paso a la creación de Carmín de Peumo, un vino basado en Carmenere que incorpora además algunos porcentajes de Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon en su composición. “Ya estábamos haciendo el Carmenere de Terrunyo, que destacaba por su expresión intensa y profundamente arraigada de la variedad. Sin embargo, cuando probamos las uvas del cuartel 32, inmediatamente notamos que se trataba de un Carmenere más sutil y delicado, con una finura y elegancia muy distintiva, muy diferente a lo que habíamos visto antes. En ese momento, nació Carmín de Peumo”, comenta el enólogo Marcio Ramírez, figura clave en la historia reciente de Concha y Toro, y profundo conocedor de la variedad Carmenere, siendo el actual encargado de dar vida a los vinos de Concha y Toro de esta variedad.

Carmín de Peumo, el primer Carmenere ícono de Chile, fue lanzado en 2006 y su primera vendimia en 2003 marcó el inicio de una nueva era para el Carmenere en Chile. “Desde el descubrimiento del Carmenere en 1994 hasta 2003 -la primera cosecha de Carmín de Peumo-, estudiamos la variedad a fondo. Queríamos conocer sus características, cómo gestionarla y cuándo cosecharla, y creo que ahora tenemos un nivel de experiencia que nadie más en Chile posee. Habíamos estado trabajando en estos viñedos desde 1983 y no sabíamos que se trataba de una variedad perdida, pero desde entonces nos hemos dedicado a obtener el mejor vino posible”, señala Marcio. 

Para este enólogo -quien ha trabajado ligado al Carmenere de Viña Concha Toro desde hace casi 30 años-, el terroir de Peumo es el hogar indiscutido del Carmenere en Chile: “Peumo es la cuna del Carmenere. La profundidad de sus suelos, libres de piedras y con un suministro constante de agua, permite que la vid crezca y se desarrolle sin estrés, alcanzando los niveles óptimos de madurez. A su vez, su microclima idóneo y equilibrado, sin extremos, es perfecto para una variedad muy delicada a las bajas temperaturas, creando así las condiciones ideales para el desarrollo de un Carmenere excepcional”. 

En cuanto a los desafíos que presenta la vinificación de esta variedad, Marcio comenta «debido a su largo ciclo de maduración, que es más prolongado que el de otras cepas, se requiere una gestión precisa en el viñedo para alcanzar un equilibrio óptimo. Además, la variedad tiende a desarrollar aromas herbáceos si no se cosecha a tiempo y es sensible a las condiciones climáticas. Por eso, es fundamental entender la variedad, saber leer sus señales y determinar el momento exacto en que es necesario cosechar. En bodega, también es esencial manejar la extracción de taninos para lograr un vino equilibrado y elegante”. 

Y ha sido la propia crítica internacional la que ha confirmado la indiscutida calidad del terroir de Peumo para el cultivo de esta variedad, siendo reconocido por la prestigiosa revista Wine&Spirits entre los 100 Mejores Terroirs del Mundo en el año 2012, y por el crítico estadounidense James Suckling, quien lo calificó como un “Top Terroir”. 

“Lo que distingue al Carmenere de Peumo es su elegancia y fineza. Mientras que en otras regiones los Carmenere tienden a ser más opulentos y concentrados, el de Peumo se caracteriza por su frescura, elegancia y delicadeza”, declara Marcio, y añade: “Respetar la fruta y el terroir de Peumo ha permitido un modelo de Carmenere moderno, reflejando con autenticidad la esencia de su origen y la riqueza de su entorno”. 

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