Además de ser un símbolo de la viticultura chilena, el parque ofrece la oportunidad de adentrarse en la historia de Chile y explorar sus hermosos jardines.
La comuna de Pirque, situada en la prestigiosa zona vitícola del Valle del Maipo, es un lugar muy importante en la historia del vino chileno. Aquí es donde se sitúan la Casa y el Parque del predio denominado “Llano de Pirque”, que el 26 de julio de 1971 fue declarado Monumento Histórico Nacional por el Decreto Supremo 1749.
La casa, diseñada por el arquitecto de origen alemán Teodoro Burchard, fue encargada en 1875 por el fundador de Viña Concha y Toro, Melchor de Concha y Toro y su esposa Emiliana Subercaseaux Vicuña. En 1881, este matrimonio decidió invertir en el negocio del vino, importar cepas bordelesas, construir una bodega y contratar a un enólogo francés para elaborar vinos finos. Así, este lugar se transformó en lo que pronto sería Viña Concha y Toro. Pero no fue hasta 1923 que pasó de ser una empresa familiar a una sociedad anónima.
“La Casona y el Parque pasaron a la compañía Concha y Toro en 1994. En estos momentos la casa se ocupa para visitas corporativas y algunos tours privados. Es la experiencia más exclusiva que estamos manejando en estos momentos. En ellos, después de visitar la casa completa, pasan a una sala de degustación técnica con profesionales, muy moderna, donde prueban la actual añada de Don Melchor, el primer vino icono de Chile”, cuenta Juan Carlos Lisoni, Hospitality Manager de Viña Concha y Toro desde 1988.
Además del jardín y parque de 22 hectáreas, que está en muy buenas condiciones, este Patrimonio Nacional destaca por su arquitectura. Se trata de una residencia de características italianas, pero con la personalidad de las antiguas casas chilenas de fundo.
“La casa es muy grande, tiene 4.000 m2 construidos, seis salones con todos sus muebles originales y 22 habitaciones. Es una linda propiedad que vale la pena ver, porque en este país quedan muy pocas casas del siglo XIX en condiciones tan perfectas”, agrega Lisoni. La casona destaca por sus altos techos, fachada de estilo neoclásico, dos grandes pórticos frontales, patios interiores, grandes ventanas y pasillos corredores sostenidos por columnas dobles. Su ubicación en el sector más elevado del terreno le otorga una vista privilegiada a los viñedos, jardines y la Cordillera de Los Andes.
Cuando el Llano de Pirque fue adquirido por los nuevos dueños de la viña en 1993, se hicieron mejoras de la vivienda. Entre ellas, se contrató al decorador Francisco Monge para recuperar los interiores, cambiando papeles murales y re tapizando con telas especiales. Sin dudas, un espacio que vale la pena visitar y recorrer alguna vez en la vida.