Por siglos, los vinos han sido etiquetados mencionando su lugar de origen como sinónimo de calidad. Pero ¿es posible distinguir si un vino es mejor que otro con solo mirar la etiqueta? Si bien no es una garantía, casi todos los países productores de vino tienen un sistema de clasificación (basado en su origen) para guiar al consumidor sobre el tipo de vino que contiene la botella. Aquí te explicamos de qué se trata.
Probablemente has escuchado hablar de los vinos de Champagne, Porto, Rioja, Burdeos o Chianti. Se trata de algunas de las apelaciones de vinos más prestigiosas del mundo, famosas por su calidad única. Pero ¿qué quiere decir apelación? Las Apelaciones corresponden al lugar de origen del vino. Es decir, al lugar donde fueron cosechadas las uvas con que se hizo el vino. Aunque también hay excepciones, como los vinos Cava (de España) o Vinho Verde (de Portugal) cuyo nombre no corresponde al lugar geográfico. Pero el resto, casi siempre lo es. Lo mismo con el sistema de Denominación de Origen (D.O) que se utiliza (con sus respectivas variaciones) en países como Argentina, Australia, Chile, Nueva Zelanda y España (además de la Denominación de Origen Calificada (DOC)).
Mientras que en Francia se utiliza el reconocido sistema de Appellation d’Origine Controlee (AOC) que se basa en dónde y cómo fue hecho el vino, en Italia se usa el sistema Denominazione di Origine Controllata (DOC). Que, a diferencia del método francés, también incluye en su regulación la técnica utilizada para hacer el vino. Y, a veces, una garantía entregada por el gobierno, llamada Denominazione di Origine Controllata e Garantita (DOCG).
Los vinos de origen son algo así como los derechos de propiedad intelectual, para que estos no puedan ser replicados o falsificados. Si la etiqueta indica cierta procedencia a través de una AOC o D.O, por nombrar algunas de las regulaciones, esto le asegura al consumidor que su vino efectivamente proviene de una zona geográfica en particular, garantizando que el vino contará con las características y cualidades que son esenciales del lugar de procedencia. Y, además, que las reglas específicas sobre su producción (que van desde la forma de trabajar el viñedo hasta el embotellado), fueron respetadas. Es una suerte de garantía que entrega la ley de cada país.
En Chile, el sistema de Denominación de Origen no es estricto en comparación al sistema de Apelaciones utilizadas en el Viejo Mundo. Es una delimitación geográfica entre regiones, subregiones, zonas y áreas vitícolas, pero no regula la manera en que se hace el vino. Así, esta zonificación va desde vastas zonas como el Valle Central (que pueden ser uvas cosechadas desde el Valle del Maipo hasta el Valle del Maule, todas mezcladas en una botella, lo cual difícilmente le entregará al consumidor la tipicidad del lugar) hasta áreas específicas como D.O Litueche (una zona pequeña, en la ribera del rio Rapel en el Valle de Colchagua) de donde, por ejemplo, proviene Gran Reserva Serie Riberas Chardonnay 2018. En estos casos, cuando el vino proviene de áreas o lotes pequeños, el vino ofrecerá sabores, aromas y estructura típicos del lugar. Lo que se llama terroir.
En Chile, también, el 85% de las uvas deben proceder del origen definido para mencionar la D.O en la etiqueta de un vino.
Dicho esto, ¿cómo llevamos este conocimiento a la práctica? Hay ciertas áreas que cuentan con las cualidades de clima y suelo ideales para que ciertas variedades muestren lo mejor de sí. Siguiendo con el caso chileno, por ejemplo, pasa con el Chardonnay con D.O Valle del Limarí. Si no lo conoces puedes probar una copa de Amelia Chardonnay 2018.
O con el Carmenere de Peumo en el Valle de Cachapoal (D.O Peumo), que da origen a Carmín de Peumo. Otras veces, las variedades están muy arraigadas al territorio y no hay tierra mejor que esa para la uva, como ocurre con las parras de más de 50 años de Cinsault con D.O Valle del Itata. Un buen ejemplar para conocerlo es Marqués de Casa Concha Rosé Cinsault.
Esto no quiere decir que estas y otras variedades no puedan plantarse en otros territorios. Claro que se puede, y esa es la gracia del vino. Que, dependiendo del lugar, el vino sabrá diferente. Por ejemplo, un Pinot Noir con D.O Limarí (producto de sus suelos calcáreos) como Amelia Pinot Noir, tendrá un carácter con notas terrosas y a tiza, mientras que uno con D.O Bío Bío (en el otro extremo vitícola del país) como Marques de Casa Concha Edición Limitada Pinot Noir, ofrece un perfil de frutas rojas más elegante y sutiles, ideal para maridar con comidas. Y así mismo pasa con todas las variedades dependiendo de su origen, ¡en cualquier lugar del mundo!
Esperamos que este articulo te haya aclarado algunas dudas. De todos modos, la mayoría de las contraetiquetas traen alguna descripción sobre el origen y cualidades del vino que contiene la botella.