Se acerca San Valentín, y te queremos proponer un viaje multisensorial donde el vino y la comida combinan para estimular tus sentidos.
Disfruta esta sugerencia de maridajes, en que los juegos de texturas, los aromas, la temperatura y el gusto son los ingredientes principales.
Texturas: Ostras y Espumante
Una copa de espumante es sin duda el comienzo perfecto para una velada de San Valentín. Sus burbujas refrescantes son ideales para activar las papilas gustativas, y un ejemplar Brut Nature (muy seco) como Subercaseaux Grande Cuvée ayudará a abrir el apetito para disfrutar el resto del menú con ganas. Un exquisito maridaje para este espumante son las Ostras frescas con un toque de limón, cuya textura carnosa y sabor salado y dulce a la vez, funcionan muy bien con un espumante seco. Además, no hay nada más sensual que comer con las manos.
Aromas: Pasta con trufas y Cabernet Sauvignon
Este plato es una invitación a disfrutar con el sentido del olfato, pues se trata de una pasta profundamente aromática gracias a la presencia de la trufa. Los Tagliatelle al Tartufo con mucho queso parmesano también son un plato sedoso al paladar que, si servimos en una porción moderada, podría funcionar como segunda entrada o primer plato, para dar paso al plato principal. Acompáñalo con una copa de vino tinto que destaque frente a los perfumados aromas y sabores de la trufa y el parmesano. Elige un vino tinto con aromas a mora, cereza y zarzaparrilla como Marques de Casa Concha Cabernet Sauvignon.
Sabores: Curry thai verde y Rosé
Como plato principal, la invitación es a experimentar una explosión de sensaciones agridulces y picantes con un Curry Thai verde de camarones y piña en leche de coco. Usualmente servido con arroz blanco, también puede ofrecerse como plato de cuchara en una porción reducida para mantener el menú liviano y ligero. De lo contrario, incorpora arroz basmati, y sírvelo junto a una copa de Marques de Casa Concha Rosé Cinsault, perfecto para acompañar platos especiados como este.
Temperaturas: Chocolate, frutillas y Late Harvest
No se puede dejar de lado el chocolate para terminar un menú de San Valentín, pues ha sido considerado como afrodisíaco desde tiempos remotos. Por eso te proponemos servir un Fondue de chocolate, en el que puedas untar frutas frescas, frías y ácidas, como las frutillas (que te ayudará a contrarrestar el dulzor), y así disfrutar del juego de temperaturas en tu boca. Acompaña este cierre con una copa de vino más dulce (y más fría) que el chocolate, para que su sabor no desaparezca en tu boca, como Late Harvest Rosé. El final feliz está garantizado.
