En el hemisferio sur el verano ya se va. Pero en las despensas aún quedan productos de la temporada que más vale aprovechar. No hay como el sabor de los tomates que crecen de la tierra recibiendo luz directamente del sol o su mejor compañía, la albahaca. Como también los duraznos y, por cierto, las deliciosas guindas. Estos son solo algunos de los alimentos que nos regalan los meses más calurosos del año. Por eso, en esta nota te explicamos qué hacer para aprovecharlos y disfrutar de ellos durante todo el año.
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Conserva de Salsa de Tomate casera
Verano es sinónimo de tomates, y si la vida te da tomates, ¡pues transfórmalos en salsa! Especialmente los de fin de temporada, sobre maduros y a punto de reventar. Que nada se pierda. Lávalos, pélalos y tritúralos. Por otro lado, rehoga cebolla y pimiento en una olla con aceite de oliva hasta que estén muy cocidos. Añade el tomate, ajo picado, albahaca, orégano y sal a gusto. Déjala cocinar por una hora y luego pásala por el chino para que logre una consistencia sedosa. Corrige la sal y si está muy ácida, puedes añadir un poquito de azúcar. De sabor intenso, esta salsa es perfecta para unos espaguetis, la base de una pizza o albóndigas, y marida perfecto con Casillero del Diablo Cabernet Sauvignon. Para guardarla, vierte la salsa en frascos de cristal esterilizados (hervidos en agua por unos minutos) dejando un dedo sin rellenar. Tápalos, ponlos en una olla, cúbrelos con agua y llévalos a ebullición por 20 minutos. Luego apaga el fuego y deja los frascos allí hasta que se enfríen. Guárdalos en un lugar fresco y seco.
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Cubos de Pesto de albahaca congelado
Es difícil olvidarse del aroma a albahaca fresca que inunda a las cocinas en verano. Y para qué hacerlo, si podemos seguir disfrutando a esta planta culinaria cuando se nos antoje. Aprovecha la albahaca del verano haciendo cubos de pesto congelados que durarán todo el año. En una procesadora añade dos tazas de hojas de albahaca fresca, ¾ de aceite de oliva neutro, ½ taza de piñones, nueces o semillas tostadas, un diente de ajo asado, 1 cda. de queso parmesano rallado, jugo de un limón y sal. Procésalo hasta la consistencia deseada, luego traspásalo a una cubetera y llévalo al freezer. Una vez listos, saca los cubos y déjalos dentro de una bolsa Ziploc o una caja de plástico para que no tomen olor. Disfrútalos en las preparaciones que gustes, idealmente acompañado de un vino herbáceo y fresco como Terrunyo Sauvignon Blanc.
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Duraznos deshidratados
Las frutas deshidratadas son otra forma de almacenar el producto por temporadas largas, y que tiene múltiples usos. Para comer como snacks, agregar a una granola, en barritas energéticas, ensaladas, batidos o lo que quieras. Además de ser muy fáciles de transportar. Ten en cuenta que mientras más sabrosos sean cuando frescos, más lo serán deshidratados. Entonces, escoge tus duraznos y pélalos. Luego, ponlos en agua con 1 ½ cda de vinagre para que no se decoloren, anda cortándolos en rebanadas y vuélvelos al agua con vinagre. Cuando estén todos rebanados, descarta el agua y disponlos en la bandeja de la máquina deshidratadora. Déjalos allí por al menos 24 horas a 57 grados C. Una vez secos, guárdalos en un lugar seco y hermético. Otra rica forma de utilizarlos es para hacer Mote con Huesillos, un tradicional postre chileno que marida muy bien justo a una copa de Rosé Concha y Toro.
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Guindas congeladas
Otra deliciosa fruta que podemos aprovechar y guardar para el invierno son las guindas. Para congelarlas basta sacar su carozo, ponerlas en una bolsa o caja hermética y llevarlas al freezer. Puedes usarlas para hacer mermeladas, agregar a batidos o bien hacer una deliciosa Tarta de guindas, tipo cheesecake, para maridar junto a una copa de espumante Casillero del Diablo Devil’s Brut.