Concha y Toro

Francisca Jara 13/01/2021

Todo sobre el vino

¿Qué es el cuerpo del vino?

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En palabras simples, el cuerpo del vino es la forma en que se siente el vino dentro de nuestra boca. Un ejercicio para entenderlo es recordar cómo se siente en tu paladar la leche descremada en comparación a la leche entera. Claramente hay una diferencia que tiene relación con su contenido graso, el cual le da más o menos densidad. En el caso del vino es algo similar. Sin embargo, está determinado por otros factores.

La cantidad de azúcar, alcohol, acidez y taninos de un vino, son los elementos que le dan estructura a un vino. Y estos a la vez, contribuyen a su cuerpo. Así, los vinos pueden tener menor o mayor densidad.

En el mundo del vino hay tres categorías para definir y clasificar el cuerpo de un vino: ligero, medio o completo. Donde el de cuerpo ligero es aquel que se siente más liviano y menos viscoso en la boca, y el de cuerpo completo el que cubre cada esquina de tu paladar y es más viscoso.

Para entenderlo mejor, te explicamos cómo afectan estos factores individualmente. Así, la próxima vez que escojas un vino, tendrás más y mejor información para encontrar lo que buscas.

  • Alcohol

Mientras más alcohol tenga un vino, mayor será la sensación de calor y de densidad en el paladar. Para que te hagas una idea, los vinos con un nivel alcohólico sobre los 14% suelen tener un cuerpo completo. Compruébalo tú mismo con Carmín de Peumo 2017, un exquisito y balanceado Carmenere que llena la boca con sus taninos maduros y que al mismo tiempo tiene un nivel alcohólico de 14,5%. En tanto que aquellos con un nivel bajo los 12,5% suelen asociarse a vinos de cuerpo ligero.

  • Taninos

Como te contábamos, los taninos también influyen en el cuerpo. Por si no lo recuerdas, son el elemento que le da astringencia y amargor a los vinos, y están presente en las pepas y piel de la uva. Aunque hay cepas que tienen muy pocos taninos. Sobre todo las blancas. Mientras que en tintos, hay una variada gama. Casillero del Diablo Cabernet Sauvignon, por ejemplo, es un vino mucho más tánico y de cuerpo robusto, comparado a Amelia Pinot Noir, que naturalmente es bajo en taninos (y por ende un vino muy liviano y de color más pálido).

 

Pero los taninos también están presentes en la madera. Por eso los vinos con guarda en barrica generalmente tienen un cuerpo completo. Y aquí es interesante el caso del Chardonnay. Porque si bien es una cepa blanca naturalmente baja en taninos, suele fermentarse y guardase en barrica, de modo que este contacto con la madera lo transforman en uno de los vinos blancos con mayor cuerpo. Te invito a que hagas la prueba bebiendo una copa de Amelia Chardonnay y sintiendo su peso en tu boca.

  • Acidez

¿Te has dado cuenta de que aquellos vinos que te hacen salivar son más ácidos? Es lo que ocurre cada vez que, por ejemplo, bebemos una copa de un vino de cuerpo ligero como Terrunyo Sauvignon Blanc. Mientras que cuando bebemos vinos con acidez baja, sentimos que su cuerpo es mucho más redondo o completo.

  • Azúcar

Y por último, hay un factor que rara vez se menciona en las etiquetas de los vinos. Hablamos del azúcar residual. Quizá te preguntarás, ¿qué es esto? Bueno, es la cantidad de azúcar que no se fermentó (para producir alcohol) y que queda en el vino. Cuando se habla de un vino seco, quiere decir que es un vino con un bajo nivel de azúcar residual. Mientras que un vino dulce, tendrá un alto nivel de azúcar residual.

Además, mientras mayor sea el nivel de azúcar, mayor será la sensación de densidad del vino en nuestra boca. Es decir, su cuerpo será mayor.