Una excelente compañía a la hora del aperitivo, son las salsas untables más conocidas como dips (del inglés, dipping sauce). Fáciles de preparar y de encontrarlas ya hechas en supermercados o tiendas gourmet, son infaltables a la hora de una fiesta, en una reunión familiar o cuando quieres picotear algo mientras ves una película. Y es que los dips acentúan los sabores de cualquier picadillo sólido y crocante que te lleves a la boca. Esta vez, te recomendamos algunos maridajes de dips y vinos, en caso de que también consideres descorchar una botella para hacer de tu momento uno más placentero todavía.
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Hummus
Probablemente sea el dip más popular del momento. Original de los países del Medio Oriente, esta sedosa salsa hecha a base de garbanzos cocidos, tahini (pasta de semillas de sésamo) y jugo de limón, destaca por la intensa adición de dientes de ajo fresco. Debido al ajo y al toque de limón, se recomienda maridarlo con vinos blancos crujientes, de gran acidez y notas herbáceas, como Terrunyo Sauvignon Blanc, pues éste ayuda a suavizar los sabores del ajo y equilibrar la cremosidad del tahini en el paladar.
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Chutney
De origen indio, los chutneys son aquellas salsas con trozos de sabor agridulce, especiadas y que suelen mezclar ingredientes como tomate, cebolla, pasas, alguna fruta como el mango y vinagre. Son muy versátiles, ideales para acompañar quesos, darle un contrapunto a un paté o cortar la grasitud de alguna charcutería. Gracias a su acidez y dulzura, este dip funciona muy bien con vinos de carácter floral y dulce como Casillero del Diablo Viognier. Por su cuerpo medio en boca, este vino también podría acompañar carnes como pollo o cerdo fritos, enalteciendo su cálido carácter dulce pero terminando con un final limpio y refrescante.
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Romesco
Esta salsa típica catalana es perfecta para untar papas fritas, tostadas, acompañar quesos, camarones o lo que se te ocurra. A base de tomate, pimientos rojos, cebollas y ajos asados, también lleva vinagre de jerez, almendras, avellanas y por supuesto, mucho aceite de oliva. Todo va la licuadora y ¡voilá! Una deliciosa salsa con notas ahumadas, acidez, crocancia y un dejo de dulzor. Por su estructura, complejidad y notas a ahumadas, este dip idealmente necesita de un vino con algo de guarda en madera. Si se acompaña de mariscos, funciona estupendo como un Chardonnay con 12 meses de guarda en barricas de roble francés como Marques de Casa Concha Chardonnay. Mientras que, si se opta por otros bocados como masas o papas, maridaría muy bien con un tinto frutoso y ligero como Amelia Pinot Noir.
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Queso feta batido con limón
Un queso muy versátil y fresco para hacer dips, es este de origen griego más conocido como feta. De textura granulada, puede batirse junto con un poco de crema acida o yogurt natural y así lograr una cremosa pasta en cosa de segundos. Para intensificar su acidez puedes agregar unas gotas de limón, piel de limón, sazonarlo con pimienta, hierbas como el tomillo y aceite de oliva. Perfecto para untar galletas, vegetales o pita chips, su sabor muy salado requiere de un vino que esté a la altura en mineralidad. Por eso Gran Reserva Serie Riberas Sauvignon Blanc con notas a lima y pomelo, es un gran aliado.