Gracias a sus grandes cualidades nutricionales, libres de grasas y con alto contenido en fibra, las legumbres son el alimento ideal para quienes buscan comer de forma sana, equilibrada y rica. Debido a que son fuente de hidratos de carbono complejos, vitamina B y minerales como el calcio, manganeso, magnesio, potasio y hierro, los nutricionistas recomiendan consumir esta proteína vegetal al menos tres veces por semana. Este hecho, sin embargo, probablemente hizo que a las legumbres se les tildara de aburridas. Una etiqueta injusta, por cierto, considerando que entre sus atributos también destaca su versatilidad. Platos de cuchara, ensaladas, sopas, dips y fermentados como el tempeh, son algunas de las exquisitas preparaciones que permiten llevarlas a la mesa de infinitas formas. Y por qué no, acompañadas de una buena copa de vino. Estos son cinco maridajes de vinos y legumbres que no debes dejar de probar.
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Habas salteadas con jamón
Este clásico de la cocina española puede servirse como entrada o como acompañamiento de un rico pescado blanco. A base de habas (muy nutritivas dadas su alto contenido de vitaminas A, E y C, minerales y antioxidantes), es un plato muy sencillo, rápido de hacer y de exquisito resultado. Se trata de un salteado que sólo lleva cuatro ingredientes: habas tiernas, jamón ibérico, ajo y aceite de oliva. De potente sabor dulce y amargo dado por las habas, más el umami del jamón, este plato es realmente adictivo. Y si bien en España suele acompañarse de una copa de Tempranillo, esta preparación también funciona con un rosé refrescante y seco como Marques de Casa Concha Rosé Cinsault.
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Garbanzos con ostiones
Este plato mediterráneo que mezcla ingredientes del mar y la tierra, se constituye principalmente de garbanzos. Una de las pocas legumbres que contienen proteína completa, es decir, que aporta todos los aminoácidos esenciales. Es un guiso a base de cebolla, tomate rallado, ajo, vino blanco, aliños como el pimentón en polvo y garbanzos cocidos, que se sirven con ostiones grillados encima. De textura cremosa y con un contrapunto de sabores terrosos y marinos, este plato se torna muy armónico cuando se disfruta de un vino blanco mineral, fresco y con volumen en boca como Amelia Chardonnay. No dejes de probarlo.
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Sopa de frijoles Cannellini
Muy populares en Italia aunque originales de América, estos frijoles de color blanco y textura cremosa, destacan por su delicado sabor que recuerda a la nuez. Fuente de fibra, folato, hierro y magnesio, son especialmente ricos en sopa y guisos. Como esta preparación que forma parte del libro de recetas de comida para el personal del desaparecido restaurante El Bulli, “The Family Meal” . Consiste en una sopa a base de cebolla, ajo, tomate triturado, frijoles cannellini, aromatizada con tomillo, romero y laurel, que se acompaña de picada (la versión catalana del pesto, hecho con hierbas y avellanas) y que, además, lleva almejas. Si vas por la opción sin almejas, un vino tinto frutoso y aterciopelado como Casillero del Diablo Merlot es un gran complemento para la base de tomate. Mientras que, si optas por la versión con almejas, un vino más liviano, herbáceo y con notas de mar que complementan las delicadas almejas es Terrunyo Sauvignon Blanc.
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Hamburguesa de porotos negros
El secreto para hacer una buena hamburguesa vegetal es que el grano esté bien escurrido e idealmente seco, y mezclado con una buena base de sabor, además de pan rallado, huevo y ketchup. Así la hamburguesa no quedará pastosa sino que con textura. Ricos en antioxidantes y proteína, los porotos negros son perfectos para sustituir la carne dentro de dos panes junto con tus ingredientes favoritos. Dado el sabor terroso de este frijol, lo mejor es hacer un maridaje por contraste en donde un vino de fruta roja fresca balancee esta mezcla. Puedes hacerlo con una copa de Terrunyo Cabernet Sauvignon, cuyos aromas a frutos rojos, taninos sedosos, equilibrio en el paladar y sutiles notas a tierra son todo lo que esta burger necesita.
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Ensalada de Lentejas, camote y feta
Para salirse un poco del clásico guiso de lentejas, esta ensalada fría es una de las lúdicas opciones que ofrece esta legumbre famosa por su gran aporte de hierro además de potasio, zinc, ácido fólico y otros nutrientes. Basta cocinarlas en agua con sal hasta que queden tiernas y no se desarmen, para luego mezclarlas con camote asado al horno, hojas de rúcula, un poco de cebolla morada picada, crumbles de queso feta y aliños a gusto. Este plato de sabores terrosos que se refresca con los otros elementos, necesita de un vino con taninos suaves para no sobresaltar el amargor y de una gran acidez para balancear la sal del queso, como Rosé Concha y Toro o Marques de Casa Concha Edición Limitada Chardonnay.