Si bien la historia del syrah es relativamente nueva en Chile, pues se consolidó a mediados de los años 90, lo cierto es que desde entonces no ha parado de crecer. El aumento de las plantaciones y la casi extrema diversificación de la cepa en diferentes regiones de Chile, dan cuenta de una interesante evolución. ¿Por qué? Porque la tipicidad del Syrah en el territorio chileno surge en una gran cantidad de estilos, lo cual hace difícil hablar de un carácter en particular.
Según la historia, el Syrah no llegó a Chile en el siglo 19 junto con las otras cepas francesas que fueron traídas desde la zona de Burdeos. Sino que fue en 1984, cuando apareció en el Valle de Aconcagua gracias a una viña local. Han pasado casi 40 años desde entonces, y según el último catastro del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), en Chile hoy existen 7.399 hectáreas de Syrah, transformándola en la octava cepa más plantada del país. ¿Dónde? Desde los valles costeros de Casablanca y Leyda; los valles semi desérticos del Limarí y Elqui; los cálidos valles de Colchagua, Maipo y Maule, hasta los valles de la cordillera central de Aconcagua, Cachapoal y Alto Maipo. Producto de esta diversidad de terroirs es que el Syrah ha evolucionado a estilos subregionales, al mismo tiempo que los enólogos han experimentado en la vinificación, también creando vinos con menos intervención. El resultado es una oferta extensa y de un potencial enorme.
De granos firmes con potentes aromas a frutos negros, la uva Syrah entrega vinos aromáticos, profundos y de intenso sabor. Además, sus taninos un tanto marcados son sinónimo de vinos que envejecen muy bien. Son vinos elegantes, y muchas veces destacan por sus notas especiadas y cárnicas.
Hoy, cuando celebramos el Día Internacional del Syrah, te contamos sobre los estilos de esta versátil cepa en Chile.
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Syrah de clima costero
Si bien Casablanca fue el primer valle en el que se plantó Syrah más allá de valles cálidos como Colchagua, hoy también existen botellas del Valle de Leyda y San Antonio. Estos vinos de climas más frescos permiten que la uva madure lentamente, y destacan por sus notas florales, cárnicas, a pimienta negra y a veces ahumadas, mientras que en boca se sienten más livianos, menos alcohólicos y muy jugosos. Son vinos complejos.
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Syrah semi desértico
De los valles del Elqui y el Limarí, donde el clima es seco y caluroso de día, pero con influencia costera fría de noche, aparece otro estilo de Syrah con taninos elegantes, gran mineralidad, y jugosa acidez. Tienen aromas a frutos negros muy maduros, violetas, notas cárnicas, a veces con toques a cuero viejo y grafito. También se les asocia al estilo de los Syrah de la zona norte del Ródano en el sureste Francia.
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Syrah de cordillera central
En esta zona de Chile, donde predominan las cepas bordelesas, los vinos destacan por la mezcla de fruta negra y roja madura, una distintiva nota animal, cuerpo más ligero que potente, tanino presente y una concentración ideal para la guarda en madera. Como es el caso de Gravas del Maipo Syrah 2018 y Marques de Casa Concha Syrah 2018, ambos con D.O Buin, del Valle del Maipo.
El primero denso, de gran profundidad y una buena trama de taninos; el segundo, maduro, denso y con una delicada nota a brea. Imperdibles.
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Syrah de clima cálido
En zonas de clima muy caluroso y soleado, como el Valle de Colchagua o el Valle del Maule, el Syrah se muestra vigoroso, con notas a fruta negra madura, taninos dulces y notas especiadas. De la zona de Villa Alegre, en el Maule, viene Cellar Edition Syrah 2019.
Una mezcla de 90% Syrah y 10% Cabernet Sauvignon, que en nariz es intenso, con carácter afrutado, notas a frutas negras, bayas y especias dulces. Mientras que en boca es sutil, estructurado y elegante. Con un gran potencial de guarda, este Syrah podría beberse fácilmente hasta el 2028.