La temporada 2020-2021 fue bastante auspiciosa para las diversas marcas de vinos de alta gama de Concha y Toro.
“La vendimia 2021 se caracterizó por ser muy auspiciosa. En términos de tipicidad, fue muy parecida a la del año 2018, que presentó gran balance y calidad, sobre todo en variedades como Cabernet Sauvignon, Chardonnay y Pinot Noir. En volumen y calidad esta ha sido una cosecha histórica”.
Marcelo Papa, director técnico de Concha y Toro.
Enólogo jefe de Amelia y Marques de Casa Concha.
La temporada 2020-2021 fue muy desafiante para la viticultura, tanto por contingencias ambientales como por tener que enfrentar un nuevo año de pandemia, sin embargo, las oportunas y acertadas decisiones y la labor, gestión y coordinación de los equipos enológicos, agrícolas y de operaciones permitieron sortear de gran manera los imprevistos para, finalmente, llevar a cabo una excelente vendimia.
Producto de la diversidad geográfica de Chile es complejo generalizar, puntualizó Papa, sin embargo, se presentaron ciertos patrones similares en los diferentes valles a lo largo del país. Con respecto al clima, el año 2020 presentó, en comparación a las últimas cuatro cosechas, una acumulación térmica menor, lo que repercutió de forma positiva en todos los vinos de alta gama. “Para los vinos premium, donde se trabaja en muy buenos sectores, con espalderas de rendimiento
controlado, un año fresco es muy interesante y produce vinos de excelente calidad”, explicó el director técnico.
La lluvia a finales de enero y principios de febrero en el valle central, en época de pinta, es decir, cuando la uva empieza a tomar color, impactó levemente a las variedades de ciclo corto, las cuales se ven afectadas con las precipitaciones. No obstante, para las cepas bordelesas influyó positivamente, ya que se desarrollan mejor en un ambiente más húmedo. “Los Cabernet Sauvignon, Sauvignon Blanc, Merlot y Cabernet Franc se están dando en óptimas condiciones y estamos logrando grandes calidades”, detalló Papa, quien agregó que, en general, las uvas se cosecharon, en promedio, dos semanas más tarde.
En cuanto a volumen, la añada 2021 obtuvo un rendimiento bastante superior con respecto a la temporada anterior, debido a que este ha sido un ciclo generoso en litros y en calidad. De este volumen, prácticamente un tercio se destinó a uvas premium y superiores.
LA VENDIMIA EN CADA VALLE
La temporada 2020-2021 se caracterizó por ser más fría que el promedio en la zona producto del fenómeno de La Niña. En cuanto a la cosecha, esto produjo un retraso, entre 10 a 15 días con respecto al período anterior, lo que fue bastante positivo, pues esta demora en la maduración de la uva y una menor tasa de degradación de compuestos fenólicos (aromas, principalmente) contribuyeron a producir vinos muy frescos, con buena acidez e intensidad.
“Estamos cumpliendo las estimaciones de producción y la calidad de las uvas está de acuerdo con lo esperado: sanas y con madurez óptima, lo que debiera incidir en muy buenos vinos”, declaró Cristián Carrión, subgerente del valle del Limarí de Concha y Toro.
Bajas temperaturas, una considerable cantidad de días nublados, heladas y lloviznas, incluso en pleno verano, fueron las condiciones climáticas que se evidenciaron durante todo el año 2020 en el valle de Casablanca.
“Se veía que íbamos a tener una cosecha inusualmente tardía y que teníamos que estar muy atentos esta temporada. El clima fue muy distinto a cualquier otro año y había que estar monitoreando constantemente la uva para ver su evolución y sanidad”, puntualizó Lorena Mora, enóloga a cargo de Terrunyo Sauvignon Blanc.
Gracias a las continuas visitas al viñedo y al estudio constante de la fruta, la enóloga pudo constatar que los sabores y aromas se estaban desarrollando más rápido que el azúcar y así sobrellevar las condiciones de este período.
Lo especial de esta temporada fue que se consiguió llegar a una óptima madurez con muy baja concentración de azúcar. “Vamos a tener un Sauvignon Blanc histórico, que se va a dejar beber encantadoramente, muy aromático, fresco y mineral”, declaró.
El Maipo presentó características muy similares a otros valles, debido a que fue un período muy fresco, con una acumulación térmica mucho menor a los anteriores, y en la época de pinta se presentaron intensas precipitaciones.
Esto implicó que la vendimia comenzara diez días después en comparación a la temporada previa, debido a que la maduración de la fruta necesitó de más tiempo.
“Esta lluvia no tuvo un impacto sobre la calidad de las uvas, ya que principalmente se trabaja Cabernet Sauvignon, una cepa que enfrenta mejor las precipitaciones de pre cosecha”, precisó Francisco Juanicotena, jefe agrícola de la zona central de Concha y Toro.
En Puente Alto, uno de los mejores terroirs del mundo para dar vida al Cabernet Sauvignon, este clima más fresco impactó de forma positiva, dando como resultado una cosecha bien equilibrada, de mucha expresión y notas frutales.
Por su parte, Isabel Mitarakis, enóloga jefe de la línea Gravas, comentó que “sin duda será una añada muy especial para los tintos. Si bien, la acumulación de azúcares no fue la tónica de la madurez, la fruta fresca y la mayor presencia de taninos permitirán vinos complejos, de gran estructura, que presentarán un excelente potencial de guarda”.
Como diferente calificó Marcio Ramírez, enólogo jefe de las líneas Carmín de Peumo, Terrunyo y Gran Reserva Serie Riberas, esta vendimia, ya que “fue un año frío, con una acumulación térmica bastante baja, la cual no tuvo un alza considerable en enero y febrero. Esto hizo que la madurez de las vides fuera notoriamente más
lenta y estuviera, al menos, dos semanas atrasada en relación con el período anterior”.
Producto de las intensas lluvias ocurridas a finales de enero, de más de 140 mm, se implementaron una serie de medidas para poder obtener una cosecha sana y sin mermas considerables. “Gracias a la gran labor y gestión técnica de nuestros equipos se logró sacar adelante esta tarea. Todo indica que tendremos una producción récord en el valle”, indicó Domingo Marchi, jefe agrícola de Concha y Toro del valle del Cachapoal.
En cuanto a la calidad de las uvas, el jefe agrícola estimó que esta temporada será extraordinaria, sobre todo para los Carmenere, debido a que “están evolucionando lentamente y va a coincidir la maduración de los taninos con los brix ideales”.
Al igual que en otros valles, en Colchagua la vendimia fue bastante particular en relación a otras, ya que la temporada 2020-2021 no solo fue más fresca, en términos generales, sino que también durante enero y febrero las temperaturas, normalmente cálidas, se presentaron bastante bajas. Esto influyó en que todo el desarrollo de
las parras estuviera varias semanas atrasado, sobre todo, en comparación con el 2019 y 2020.
Todo indica que esta vendimia resultó exitosa, tanto en volumen como en calidad, por lo que se estima que los vinos finos de este valle tendrán una añada sobresaliente.
En el valle del Maule la vendimia empezó a principios de marzo y se prolongó hasta el 25 de abril. Luego de las precipitaciones de enero y febrero el clima se mantuvo estable, es decir, los días estuvieron con temperaturas máximas moderadas y las noches frías, lo que contribuyó a obtener una gran expresión frutal y taninos muy suaves y elegantes.
“Ha sido una gran vendimia, con vinos de buen color, jugosos y de mucha fruta fresca”, puntualizó Héctor Urzúa, enólogo encargado de la variedad Merlot de Marques de Casa Concha.
Por su parte, Rodrigo Acevedo, jefe agrícola del valle del Maule, especificó que gracias al trabajo y preocupación de los equipos de administración de los fundos se manejó de forma exitosa la lluvia de casi 80 mm en enero, lo que permitió conservar la sanidad y aptitudes de los viñedos.
Por eso, Acevedo evaluó de positiva esta temporada, ya que “los volúmenes de cosecha estarán por sobre los esperado y nuestras uvas son de excelente calidad, superiores a temporadas anteriores. Ha sido una vendimia muy exitosa para el Maule”.